China va bien lo ha asegurado su primer ministro. El gigante ha insistido Li Keqiang, ha esquivado riesgos financieros de posible alcance sistémico y actualmente no es una fuente de incertidumbre para la economía global sino, al contrario, uno de los motores del crecimiento mundial.
El jefe del Gobierno chino ha adelantado que se mantendrán las líneas básicas de su actual política, pero preparándose al mismo tiempo para eventuales ajustes. Eso sí, afirma que no hay base para una continuada devaluación del yuan, después de la que sorprendió a los mercados hace un mes.
Pekín está redoblando sus esfuerzos para dar ánimos a una economía que crece a su menor ritmo en décadas, hecho que está sembrando una profunda inquietud en los mercados globales.