Por Jorge A. Bañales
Washington, 1 ago (EFE).- El Congreso de EE.UU. votará hoy sobre un aumento de la deuda nacional bajo un pacto que no resuelve el déficit, amenaza fracturar a los partidos políticos y todavía no ha devuelto la confianza a las agencias calificadoras de crédito.
Cuando falta medio día para que Estados Unidos entre en cesación de pagos por primera vez en su historia, el Senado y la Cámara de Representante debatirán y votarán sobre el pacto alcanzado el domingo por sus dirigentes y anunciado por el presidente Barack Obama.
El anuncio de Obama alentó a los inversionistas en los mercados de Asia y Europa pero las agencias evaluadoras de crédito Standard & Poors y Moody's todavía no han indicado si sacarán a Estados Unidos de su lista de deudores con crédito bajo vigilancia.
Según el Departamento del Tesoro, Estados Unidos ha llegado al límite del endeudamiento autorizado por el Congreso: 14,29 billones de dólares. Sin permiso para endeudarse más, el Gobierno se vería obligado a suspender pagos a partir de mañana.
Tras semanas de disputas, el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, de Nevada, y el jefe de la minoría republicana Mitch McConnell, de Kentucky, forjaron un pacto que, según aseguran, reducirá en unos 2,4 billones de dólares el déficit fiscal a lo largo de la próxima década.
Pero el pacto no satisface ni a los legisladores republicanos alineados en el movimiento derechista Tea Party ni a los legisladores demócratas que forman parte de los bloques de minorías o están más vinculados a los sindicatos.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, de Ohio, mantuvo el domingo una extensa conferencia telefónica con sus correligionarios pero hasta esta mañana no estaba seguro de que todos vayan a apoyar lo convenido con los demócratas.
La jefa de la minoría demócrata en la Cámara baja, Nancy Pelosi, también indicó que no todos los miembros de su bancada están resueltos a dar su voto para el pacto.
El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, tenía previsto reunirse hoy con los senadores y congresistas demócratas para tratar de convencer a los más renuentes de las excelencias del plan.
Por su parte, la representante republicana Michelle Bachmann, adalid del Tea Party y aspirante a la candidatura de su partido a la presidencia del país, suspendió su gira política y retornó a Washington resuelta a rechazar el pacto porque ella, al igual que decenas de legisladores, se opone a cualquier subida del endeudamiento.
El representante demócrata Emanuel Cleaver, de Missouri, que dirige el bloque de legisladores negros, calificó el pacto como "un sandwich satánico", porque no incluye la eliminación de exenciones impositivas para los más ricos y sí amenaza los programas sociales.
El pacto ofrece al presidente Obama lo que era su mayor prioridad: la continuidad de pagos y un aumento de la deuda que permitirá que el Gobierno de EE.UU. siga funcionando hasta principios de 2013, después de las elecciones presidenciales.
Asimismo, el acuerdo permite que los republicanos centristas digan a sus votantes que impidieron los aumentos de impuestos y lograron una reducción de gastos, y permite que los demócratas centristas digan a los suyos que no habrá cortes drásticos en el Seguro Social y los programas de subsidios para gastos médicos.
Tal como está redactado, la mitad de los ahorros fiscales provendrán de cortes en el gasto militar, algo que vendrá ayudado por el fin de las campañas militares estadounidenses en Afganistán e Irak.
Lo que los republicanos, y en especial el Tea Party, no lograron fue la aprobación de una enmienda constitucional que limite los gastos del Gobierno y fuerce a un presupuesto equilibrado.
La decepción mayor de los demócratas está en la ausencia de aumentos de impuestos, y en lo que perciben como claudicación de Obama ante una minoría de miembros de la Cámara de Representantes impertérritos ante las consecuencias de una cesación de pagos. EFE