Los centros de enseñanza se plantean cómo utilizar la inteligencia artificial (IA) para ayudar a los alumnos con deficiencias visuales, lingüísticas y auditivas a realizar tareas que a otros les resultan más sencillas.
En Estados Unidos, poner esta tecnología a disposición de los estudiantes con discapacidad es una prioridad para el Departamento de Educación, que ha pedido a los centros que estudien si los estudiantes necesitan herramientas como la conversión de texto a voz u otros dispositivos alternativos.
La IA puede utilizarse para resumir pensamientos en un esquema, desglosar pasajes complejos o incluso traducir Shakespeare al inglés. Las voces generadas por ordenador también pueden ayudar a leer a alumnos con problemas de visión o dislexia.
Dejar que la IA explique o haga el problema
Ben Snyder, un estudiante de 14 años de Larchmont (Nueva York), al que recientemente se le diagnosticó un problema de aprendizaje, recurre cada vez más a la IA para que le ayude con los deberes. "A veces en matemáticas mis profesores me explican un problema, pero no tiene ningún sentido", explica. "Así que si introduzco ese problema en la IA, me explica formas diferentes para resolverlo".A Ben le gusta un programa llamado 'Question AI'. A primera hora del día, pidió al programa que le ayudara a escribir el esquema de un informe sobre un libro, una tarea que completó en 15 minutos y que, de otro modo, le habría llevado una hora y media debido a sus dificultades con la escritura y la organización. Pero cree que utilizar la IA para escribir todos los deberes es pasarse de la raya. "Eso es hacer trampas", afirma Ben.
Los colegios e institutos tratan de equilibrar los beneficios de la tecnología frente al riesgo de que reste autonomía, asegurándose de que los estudiantes siguen mejorando sus habilidades. Algunos dicen, sin embargo, que la tecnología de IA puede nivelar el campo de juego.
"No cabe duda de que habrá personas que utilicen algunas de estas herramientas de forma nefasta. Eso siempre va a ocurrir", afirma Paul Sanft, director de un centro con sede en Minnesota donde las familias pueden probar diferentes herramientas de tecnología de asistencia y llevarse dispositivos mediante préstamo. "Pero no creo que esa sea la mayor preocupación de las personas con discapacidad, que simplemente intentan hacer algo que antes no podían".