Era lo que les faltaba a los mercados para no quitarse a China de la cabeza. Los precios al productor del gigante asiático disminuyeron en agosto a su ritmo más rápido en seis años. Este notable paso atrás refuerza los temores de unos riesgos persistentes de deflación y da alas a las expectativas de que Pekín tome nuevas medidas de estímulo.
El índice de precios al productor cayó un 5,9 por ciento en agosto respecto al mismo mes del año pasado. Acumula así 42 meses consecutivos a la baja. Pero el que acabamos de conocer ha sido el mayor descenso desde finales de 2009.
El índice de precios al consumidor subió un 2 por ciento en dicho mes comparado con un año antes, pero gran parte del aumento se debió a los mayores costes de los alimentos, no a una mejora de la actividad económica.
Resultado de los temores renovados han sido los números rojos en las bolsas de todo el mundo este jueves, pese a los intentos de Pekín de calmar los ánimos.