Una inyección de casi 22.000 millones de dólares en el mercado interbancario. Es la última receta del Banco central chino: operaciones de liquidez a corto plazo, líneas de crédito directo a unos intereses bajos destinadas a quienes prestan el dinero, los bancos comerciales, para garantizar así la estabilidad del sistema financiero del país.
Esta nueva inyección de liquidez llega un día después de que se llevase a cabo otra de un montante ligeramente mayor.
Y se produce en una jornada en que las bolsas chinas han vuelto a caer. La rebaja de tipos de ayer martes no parece haber bastado para aliviar del todo los temores de que la economía china esté yendo cuesta abajo y sin frenos.