Óscar Tomasi
Lisboa, 31 jul (EFE).- Directamente afectado por la crisis que afecta al grupo al que pertenece, el Banco Espírito Santo (BES) vivió hoy su jornada más negra, víctima de una hecatombe en Bolsa y acusado por el supervisor financiero luso de mala gestión.
El valor bursátil de la entidad se redujo en un 42 % durante las poco más de seis horas que cotizó y sus acciones valen ahora apenas 20 céntimos, cuando hace mes y medio se intercambiaban a 1,1 euros, reflejo de la caída en picado de la que ha sido protagonista.
Además, como consecuencia de las "contingencias" detectadas en sus cuentas desveladas ayer, el Banco de Portugal retiró hoy el poder al máximo accionista de la entidad, la familia Espírito Santo, al inhibirle de capacidad de voto pese a contar con una participación del 20,1 % en el BES.
La divulgación de sus resultados, con pérdidas récord por valor de 3.577 millones de euros, fue seguida de un comunicado demoledor publicado por el banco central luso en el que descalificó la gestión de la administración liderada por Ricardo Salgado, quien abandonó el cargo recientemente después de 22 años como presidente.
Las "contingencias extraordinarias" encontradas en sus cuentas "dan a entender que existieron prácticas de gestión gravemente perjudiciales para los intereses del BES y un claro incumplimiento de las determinaciones emitidas por el Banco de Portugal", apuntó el supervisor.
También se anunció que se analizarán "responsabilidades individuales" y que en caso de haber "ilegalidades", no se descarta iniciar acciones judiciales, incluso de tipo criminal.
Al dejarles sin derecho a voto, el supervisor financiero alejó a los Espírito Santo -hasta ahora una de las más ricas e influyentes del país- del control del banco, pieza clave en un emporio familiar cuyos orígenes se remontan 1869, con una pequeña caja de cambios en la Baixa lisboeta.
Además, optó por "suspender con efectos inmediatos" a los administradores de auditoría, gestión de riesgos y fiscalización de la entidad por su responsabilidad en las prácticas irregulares detectadas.
Las multimillonarias pérdidas provocaron que el BES deje de cumplir con los ratios de solvencia exigidos por las autoridades europeas, lo que la obligará a lanzar en breve una nueva ampliación de capital que los analistas ya cifran en 4.000 millones de euros.
De los 3.577 millones de euros de perjuicios, más del 90 % se deben a "contingencias" inesperadas, que obligan a la entidad a destinar fondos a "provisiones" con las que compensar estas pérdidas.
Una de las principales causas de las abultadas pérdidas es precisamente la exposición a empresas en riesgo de quiebra que forman parte del Grupo Espírito Santo, conglomerado empresarial al que también pertenece el BES y con intereses en otros sectores como el turismo, la sanidad o la agroalimentación.
Asimismo, la entidad vendió en su red de oficinas títulos de deuda de estas mismas compañías, actualmente al borde de la insolvencia, por lo que también tuvo que dirigir fondos para proteger a sus clientes en caso de que no vean reembolsada su inversión.
Intereses que no podrán ser cobrados por parte de su división en Angola, la devaluación de sus acciones en Portugal Telecom y la aparición de cuatro sociedades con deuda del BES en sus manos que no figuraban en las cuentas consolidadas son otros de los puntos que explican las cuantiosas pérdidas.
La monumental crisis que atraviesan los Espírito Santo -hoy mismo se conoció que los líderes de las cinco facciones familiares del clan han dejado de figurar en la lista de 25 mayores fortunas lusas- también tendrá impacto en la economía del país, tal y como reconoció hoy el Gobierno.
El ministro de Presidencia, Luís Marques Guedes, admitió que la delicada situación financiera del emporio empresarial supone un "revés" para la economía lusa, debido al gran tamaño de este emporio empresarial, justo cuando el país prevé volver a crecer y dejar atrás tres años consecutivos de recesión.