Lisboa, 30 jun (.).- El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó aún más sus previsiones para Portugal y proyecta ahora un crecimiento de su economía próximo al 1 % tanto para 2016 como para 2017, lejos de los optimistas cálculos del Gobierno luso.
Ésta es una de las conclusiones del informe elaborado por sus técnicos después de que finalizara la cuarta visita de los representantes de la troika desde que cerrara con éxito su rescate financiero hace dos años.
Sus proyecciones más recientes apuntan ahora para un aumento del PIB del 1 % en 2016, cuatro décimas menos que en su anterior estimativa, y del 1,1 % en 2017, dos décimas inferior a la que preveía anteriormente.
De esta forma, el organismo liderado por Christine Lagarde se coloca como el más pesimista sobre el crecimiento luso, ya que el Gobierno prevé una subida del 1,8 % en 2016, la Comisión Europea augura un incremento del 1,6 % y el Banco de Portugal confía en un aumento del 1,3 %.
Entre las razones que explican este empeoramiento, desde el FMI destacan el "debilitamiento de las exportaciones y la inversión", y consideran que "la rigidez estructural y la deuda del sector privado están tardando más tiempo en ser resueltos" de lo programado en un principio.
Asimismo, dejaron críticas a la política del Gobierno portugués de revertir gradualmente las medidas de austeridad implementadas durante la pasada legislatura, y alertaron de que "un cambio en la dirección de las reformas puede aumentar la incertidumbre y ya está perjudicando la inversión y disminuyendo las perspectivas de crecimiento, empleo y rendimiento".
El FMI también advirtió de que el país podría cerrar los dos próximos ejercicios con su déficit público en torno al 3 % del PIB, cuando la meta del Ejecutivo socialista para este año es del 2,2 %.
La decisión del Reino Unido de abandonar el proyecto europeo provocará una mayor incertidumbre en los mercados, un ambiente que es perjudicial para Portugal, de acuerdo con su análisis.
Otro de los puntos claves del documento divulgado hoy es su radiografía del sector financiero luso, que atraviesa un momento delicado porque cuatro de los principales bancos del país pasan por dificultades de diferente tipo.
En este sentido, el FMI recomendó "eliminar la incertidumbre sobre el camino a seguir en los bancos propiedad del Estado para reforzar la estabilidad", en alusión a la Caixa Geral de Depósitos (CGD, que necesita de una importante ampliación de capital) y al Novo Banco (heredero del intervenido Banco Espírito Santo y que se encuentra a la venta).