Madrid, 18 nov (.).- El Instituto de Estudios Económicos (IEE) ha alertado este lunes de la pérdida de competitividad fiscal de España en los últimos años y ha advertido de que "no hay margen para aumentar más" los impuestos, por lo que, si estos repuntes se producen, implicarán la deslocaliación de empresas e inversiones.
Según ha detallado el presidente del IEE, Íñigo Fernández de Mesa, en la presentación del informe 'Competitividad fiscal 2024', España ocupa el puesto 33 de 38 países analizados en el índice de competitividad fiscal de la Tax Foundation, dos puestos por debajo de 2023 y diez puestos por debajo del que tenía en 2019.
Esta "notable pérdida de competitividad fiscal" se ha producido, según Fernández de Mesa, por las sucesivas subidas de impuestos -la presión fiscal subió dos puntos en el periodo 2018-2022, cuando la media europea bajó en 1,1 puntos-, una tendencia que el Gobierno pretende mantener con el paquete fiscal que este lunes debate el Congreso.
Sin embargo, el IEE defiende que no hay margen para subir más los impuestos porque los tipos de la imposición directa en España ya son superiores a la media europea, sobre todo en inversión y ahorro, lo que está empezando a afectar a la capacidad de las empresas para captar talento y retener las inversiones.
De hecho, aunque la presión fiscal en España sigue siendo inferior a la media europea, "este indicador tiene muchas limitaciones", ya que España adolece de un mayor paro y mayores niveles de economía sumergida, de manera que, si se ajusta esta presión al nivel de renta, el esfuerzo fiscal sería un 13 % superior a la media europea.
Así, Fernández de Mesa ha defendido que España no tiene un problema de suficiencia de ingresos, ya que la recaudación prevista para este año es unos 95.000 millones de euros superior a la de antes de la pandemia, sino de aumento continuado del gasto.
"Muchas veces se usan los impuestos como arma política más que como instrumento para recaudar de forma justa y efectiva", ha lamentado, por lo que ha instado a abordar la redistribución de la renta "a través del gasto".
Al mismo tiempo, ha negado que la reforma fiscal que exige la Comisión Europea implique necesariamente una subida de impuestos, ya que, ha argumentado, Bruselas "preferiría una reforma fiscal basada en el control del gasto" y, sobre todo, que aumentase el crecimiento potencial, algo que, a su juicio, solo puede lograrse bajando la fiscalidad empresarial.