En un giro inesperado, el plan presupuestario del gobierno francés para 2025 parece imponer una carga fiscal más elevada de lo inicialmente anunciado. El primer ministro Michel Barnier presentó el presupuesto la semana pasada, que se esperaba implementara un ajuste de las finanzas públicas de 60.000 millones de euros (65.200 millones de dólares). Se dijo que el plan consistiría en dos tercios de recortes de gastos y un tercio de aumentos de impuestos.
El gobierno hizo hincapié en que los aumentos de impuestos afectarían principalmente a las grandes empresas, con un recargo temporal sobre las compañías que generan ingresos superiores a mil millones de euros, y a los individuos con altos ingresos que ganan más de 250.000€ anuales. Sin embargo, a pesar de las afirmaciones de los ministros de Barnier de que los aumentos de impuestos sumarían menos de 20.000 millones de euros, un anexo detallado en los documentos presupuestarios publicados esta semana indica que la cifra se acerca más a los 29.500 millones de euros.
Los mayores aumentos de impuestos, que equivalen a aproximadamente el 1% del producto económico del país, igualan las reducciones fiscales que el presidente Emmanuel Macron ha implementado para las empresas desde 2017, con el objetivo de fomentar un entorno favorable a los negocios. Un ex asesor de Macron expresó su preocupación de que esta significativa consolidación fiscal podría socavar el legado de Macron y afectar negativamente al lado de la oferta de la economía. Sugirió que para mitigar los efectos negativos, sería necesario convencer a las empresas e inversores de la naturaleza temporal de los aumentos de impuestos.
Un economista senior de Allianz (ETR:ALVG) Trade señaló una discrepancia en la clasificación gubernamental de ciertas medidas. Por ejemplo, una reducción en las desgravaciones fiscales sobre las cotizaciones a la seguridad social para trabajadores de bajos ingresos se etiquetó simultáneamente como un recorte de gastos y un aumento de impuestos. Es probable que esta medida afecte a muchas pequeñas y medianas empresas que emplean a trabajadores con salario mínimo, contradiciendo las garantías del gobierno de que los aumentos de impuestos no afectarían a dichas empresas.
Además, el presupuesto no tuvo en cuenta el impacto más amplio de la reducción de incentivos para la contratación de aprendices y la reversión de un recorte temporal de impuestos sobre la electricidad en las cifras principales de aumento de impuestos. Darmet criticó el enfoque del gobierno, sugiriendo que era un intento de parecer más centrado en la reducción del gasto que en el aumento de los ingresos.
El parlamento francés, actualmente profundamente dividido, ha visto al gobierno inclinarse hacia los recortes de gastos, que son más aceptables que los aumentos de impuestos para el partido de Macron y los conservadores de Barnier. Sin embargo, el partido de extrema derecha Rassemblement ha criticado el presupuesto de Barnier, insistiendo en más reducciones de gastos.
El organismo fiscal independiente también ha opinado, estimando que el ajuste presupuestario general vale 42.000 millones de euros, no los 60.000 millones que afirma el gobierno. Según el organismo de control, el 70% de la consolidación proviene de aumentos de impuestos, y el resto de recortes de gastos. Economistas de Rexecode cuestionaron la base de referencia del gobierno para los recortes de gastos, que asumía que no se tomarían medidas para frenar el gasto hasta 2025.
La evaluación del organismo de control y las nuevas cifras de aumento de impuestos sugieren que Francia puede estar enfrentando desafíos para abordar sus hábitos de gasto, con una tendencia a depender de aumentos de impuestos en lugar de reducciones reales de gastos.
Reuters contribuyó a este artículo.
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