SARAJEVO (Reuters) - Abdulah Al Sanousi disfruta de un soplo de brisa fresca en el exuberante complejo turístico en las afueras de Sarajevo, donde su familia compró un piso para escapar del calor del verano en su casa en Kuwait, convirtiéndose en uno de los miles de nuevos dueños del Golfo cuya llegada ha polarizado a la población local.
Los turistas árabes descubrieron la montañosa Bosnia, donde la mitad de la población es musulmana, después de la primavera árabe, que desestabilizó los destinos tradicionales en Libia, Túnez y Egipto. El atractivo de Bosnia ha aumentado con el lanzamiento de vuelos directos, nuevos resorts turísticos y la supresión de los visados.
Los agentes inmobiliarios y los empresarios locales han dado la bienvenida al impulso económico. Pero en un país laico en el que muchos musulmanes beben alcohol y se visten con ropa europea, la apertura de un centro comercial construido por inversores saudíes y donde no se vende alcohol, y la llegada de burkas y trajes tradicionales árabes están preocupando a algunos bosnios.
"La gente de Oriente Medio vienen aquí por la naturaleza y el buen tiempo, y por los precios muy baratos de los inmuebles y de otros productos", dijo Sanousi, de 28 años de edad, que trabaja en la industria audiovisual en Kuwait.
"Muchos musulmanes sienten que es un buen lugar para ellos, sienten que están con su gente, se sienten a gusto aquí," dijo en su urbanización cerrada, habitada mayoritariamente por los turistas del Golfo. El recinto fue construido por un inversor de Kuwait y abrió el año pasado.
El número de visitantes de los Emiratos Árabes Unidos ascendió a 13.000 en los primeros siete meses de este año frente a 7.265 en el mismo periodo de 2015, según datos de pernoctaciones de la oficina de turismo de Sarajevo. En 2010, había sólo 65 visitantes de los EAU.
Bosnia no tiene una autoridad nacional de turismo y los datos sobre la compra de inmuebles son muy fragmentados.
Según estimaciones no oficiales, al año llegan ahora entre 50.000-60.000 turistas árabes de los cuales cerca de un 25 por ciento está comprando una casa.
Los visitantes aportan un impulso importante a la economía que aún no se ha recuperado de la guerra de los años 90.
Sin embargo, muchos musulmanes locales, que sólo rezan en las mezquitas o en casa, reaccionaron perplejos cuando vieron el año pasado a un grupo de hombres árabes vestidos con ropa tradicional rezando al aire libre en un popular destino de fin de semana cerca de Sarajevo. Otros se sienten molestos por el centro comercial saudí que, además del alcohol, tampoco vende cerdo.
"No estoy contento de su llegada", dijo Amina, un farmacéutico musulmán de Sarajevo de unos 50 años. "Me preocupa la influencia que pueden tener sobre nuestros hijos si se alojan aquí."
BALANCE DELICADO
Muchos bosnios recuerdan los combatientes árabes que llegaron durante la guerra de 1992-1995 para luchar con los musulmanes bosnios contra los serbios y croatas. En su equipaje llevaban un islam más estricto que atrajo a nuevos seguidores, algunos de los cuales combatieron en Siria e Irak para el Estado Islámico.
Al final de la guerra, algunos restaurantes y cafés en la parte antigua de Sarajevo dejaron de servir alcohol y carne de cerdo y los residentes dicen que ahora también otros cafés en la capital siguen este ejemplo.
Esad Durakovic, un profesor de estudios árabes de la Universidad de Sarajevo, escribió en un editorial para el portal de noticias Depo la semana pasada que la compra de propiedades por los visitantes del Golfo podría afectar el delicado equilibrio religioso en Bosnia.
"Eso no tiene nada que ver con los turistas que van y vienen, sino con los que se quedan de forma a permanente en su propiedad", dijo el catedrático para añadir que podría alentar un deseo de secesión entre algunos serbobosnios.
"Ellos no quieren vivir en" Muslimstán".
Las agencias de viajes e inmobiliarias no prestan atención a esas preocupaciones, diciendo que Bosnia debería dar la bienvenida al dinero que tira de la economía. Agregan que los visitantes sólo vienen en verano para escapar del calor en sus países.
"Me pregunto por qué tanta gente está cuestionando (inversiones árabes) en lugar de sacar beneficio de esto ... Me parece muy triste", dijo Mustafa Abdelal, gerente general de la agencia de viaje HR-Holidays basada en Arabia Saudí.
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