Madrid, 7 nov (.).- El vicepresidente de CEOE y presidente de Cepyme, Antonio Garamendi, ha expresado hoy la "satisfacción" de los empresarios por el nuevo Gobierno y ha precisado que la "buena noticia" es que las cosas sigan como estaban, al menos en lo que respecta a los ministros responsables de las carteras económicas.
En la jornada "Diálogos de internacionalización", celebrada en la escuela de negocios Esade, Garamendi ha insistido en que la política económica desarrollada hasta la fecha es la "adecuada", y ha comentado que lo que realmente hubiera desestabilizado al país es el triunfo del populismo.
El vicepresidente de CEOE ha valorado que se dé un "espacio especial" al espacio digital, pero ha considerado que está por ver la coordinación que habrá entre Industria, que está en Economía, y el área digital, que se encuentra en el Ministerio de Energía y que para las empresas es "clave".
Además, ha valorado que las administraciones públicas pasen a depender de la vicepresidencia de Gobierno.
En el nuevo contexto, Garamendi también ha reconocido que España tiene un problema con la "fractura" del marco político al no existir la dualidad PP-PSOE y, por ello, ha advertido de que ahora el trabajo está más en el Parlamento.
El responsable de la patronal ha admitido que "toca trabajar mucho más" y ha apuntado que, a veces, "pequeños o grandes acuerdos llegan más lejos que decisiones tomadas individualmente, ya que son más estables en el tiempo".
En este sentido, ha insistido en que los empresarios exigirán a los partidos políticos "que se pongan de acuerdo y den la cara" porque los pactos territoriales, sociales y fiscales son imprescindibles.
Garamendi también se ha referido a la situación de inestabilidad que atravesó el país en este tiempo de desgobierno y que, en su opinión, fue "muy mala para España".
El presidente de Cepyme ha recordado que, en estos momento, la inversión pública está parada, al igual que la innovación.
También ha recordado que está pendiente la multa que Bruselas pueda imponer a España como consecuencia de no cumplir el déficit o a la paralización de otros 2.000 millones de euros de fondos estructurales, que no llegarán a España.