Túnez, 29 sep (EFE).- Las inversiones extranjeras crecieron en Túnez un 41 por ciento en los primeros ochos meses respecto a las cifras de 2014, informó hoy la agencia nacional de promoción de la inversión exterior (FIPA).
En un comunicado difundido a la prensa, la agencia cifró en 800 millones de euros el dinero invertido por empresas extranjeras hasta agosto de 2015, frente a 550 millones que se registraron en la misma fecha de 2014.
La cifra representa un incremento del 33,8 por ciento respecto a 2013 y un 39% de 2012, el primer año tras la revolución popular que acabó con el régimen dictatorial del huido presidente, Zinedin el Abedin Ben Ali.
De ellas, unos 600 millones de euros responden a inversiones directas, agregó.
La estadística demuestra que el más favorecido fue el energético, que recibió 350 millones de euros, un 34 por ciento más que en 2014, seguido de la industria, con unos 110 millones de euros, un 8% más que el ejercicio anterior.
La agricultura, con cerca de cuatro millones de euros, también creció un 46,6% respecto al año anterior, favorecida por la buena cosecha de aceituna y la decisión de Europa de ampliar la cuota de aceite.
Otros pilares de la economía tunecina, como el sector turístico, registraron, sin embargo, descensos muy significativos, con una caída del 0,6 por ciento respecto a 2014.
Túnez, único país de la llamada "primavera árabe" que ha concluido una transición política, afronta un periodo de inestabilidad debido a la crisis económica y un violento brote del yihadismo.
Desde que en 2011 triunfara el alzamiento contra la dictadura de Zinedin el Abedin Bin Ali, radicales del grupo salafista Ansar al Sharia combaten a las fuerzas de Seguridad en las montañas del Kef y Kaserie, fronterizas con Argelia.
Su actividad se ha visto reforzada por la guerra civil en Libia, país en el que se han asentado cientos de tunecinos seguidores de Ansar al Sharia que han regresado de combatir en Siria e Iraq en las filas del grupo Estado Islámico.
Con cerca de 3.000 voluntarios, según cifras oficiales, más de 5.000 según expertos independientes, los tunecinos constituyen la primera nacionalidad de combatientes extranjeros en las filas del EI.
En el primer semestre del año, dos atentados yihadistas segaron la vida de 60 turistas extranjero y hundieron este sector, uno de los pilares de la débil economía tunecina.
Hace una semana, el ministerio de Turismo admitió que los ataques restaron un millón de visitantes este verano mientras que responsables del sector anunciaron que cerca del 80 por ciento de los establecimientos hoteleros cerrarán sus puertas de aquí al final de año.
Uno de los inversores extranjeros que han decidido abandonar sus negocios en el país ha sido la cadena española RIU, uno de cuyos establecimientos en la ciudad de Susa fue testigo del atentado más sangriento, con 38 turistas muertos.