Las importaciones chinas cayeron mucho más de lo esperado en agosto. Lo hicieron por décimo mes consecutivo, sumando un indicio más de debilidad económica en el gigante asiático.
Yendo a las cifras concretas: las importaciones cayeron un 13,8%, superando con creces las previsiones que hablaban del 8,2%, y el descenso del 8,1% en julio.
Estos números, que responden al declive en los precios de las materias primas globales y a una demanda doméstica débil, aumentan la inquietud sobre la salud de la segunda mayor economía del mundo que ha agitado a los mercados globales.