Por Jan Strupczewski
BRUSELAS (Reuters) - La inflación en la zona euro se ralentizó más en septiembre, como estaba previsto, debido a la caída en los precios de la comida no procesada y la energía, según una primera estimación de la oficina de estadística de la Unión Europea publicada el martes.
Eurostat dijo que los precios al consumidor en los 18 países que comparten el euro subió al 0,3 por ciento interanual, ralentizándose desde el 0,4 por ciento interanual en julio y agosto. El dato de septiembre estuvo en línea con las expectativas del mercado, según una sondeo.
Los precios de la comida no procesada cayeron un 0,9 por ciento interanual en septiembre y la energía fue un 2,4 por ciento más barata.
Lo que el Banco Central Europeo denomina inflación subyacente - que elimina esos dos componentes volátiles - se situó en un 0,7 por ciento interanual, ralentizándose desde un 0,9 por ciento en agosto.
El BCE quiere mantener la inflación por debajo del 2 por ciento pero cerca de esa cifra a medio plazo y el crecimiento persistentemente bajo de los precios pone de relieve las dificultades del banco a la hora de mantener el objetivo de inflación en una economía de la zona euro estancada.
Para acelerar el crecimiento de precios, el BCE redujo el coste de los préstamos casi a cero, prometió más créditos baratos a los bancos y comprar deuda titulizada.
El presidente del BCE, Mario Draghi, ha hecho énfasis en que se podría hacer incluso más.
Pero adentrarse en un alivio cuantitativo a toda máquina, añadiendo bonos gubernamentales a la lista de la compra del BCE, sería políticamente difícil por la férrea oposición de Alemania.
Se prevé que Draghi dé más detalles de los planes del BCE para comprar deuda titulizada cuando el consejo de gobierno del banco se reúna en Nápoles el jueves.
Mientras, Draghi trató de pasar la pelota a los gobiernos, diciendo que el banco central por sí mismo no puede dar la vuelta a la economía del bloque y que los países tienen que hacer reformas económicas.
El trabajo del BCE podría facilitarlo un euro debilitado, que ha caído por debajo de sus mínimos de 2013 y acumula un descenso de casi un 9 por ciento desde el máximo contra el dólar registrado en mayo.