Bruselas, 15 ene (.).- El futuro Fondo de Competitividad de la Unión Europea debería estar dotado con 237.000 millones de euros financiados con deuda pública y destinarse a tecnologías limpias clave, como baterías, paneles solares o turbinas eólicas, si el bloque quiere competir económicamente con Estados Unidos o China, según un informe presentado este miércoles.
Esto permitiría a los Veintisiete igualar el nivel de ayudas que Estados Unidos concederá a su propia industria verde a través de la Ley de Reducción de la Inflación (1,38 % del PIB), de acuerdo con la propuesta elaborada por el Green Economy Institute y Cambridge Econometrics después de que la nueva Comisión Europea haya anunciado que establecerá un fondo para potenciar la competitividad del continente.
"Necesitamos acciones radicales o Europa afrontará una crisis económica de proporciones sin precedentes en las últimas décadas. El Fondo Europeo de Competitividad es el único modo de hacer nuestros países competitivos con China y Estados Unidos", ha dicho el presidente del Green Economy Institute y exministro polaco de Clima, Marcin Korolec, en un encuentro con la prensa.
El informe aboga por establecer un fondo que se financiaría con la emisión de deuda pública conjunta, siguiendo el modelo del fondo de recuperación Next (LON:NXT) Generation, y funcionaría entre 2027 y 2033, justo después de que expire ese instrumento poscovid en 2026.
La financiación se dividiría entre los países teniendo en cuenta factores como el nivel de empleo en su industria, la inversión en innovación o los retos en materia energética, de modo que se privilegiaría ligeramente a aquellos con mayores retos para la transición climática.
Esto dejaría a España como la segunda beneficiaria, con un 14 % de los fondos, solo precedida de Italia (18 %) y seguida de Polonia (13 %), Alemania (12 %) y Francia (10 %).
Por sectores, la propuesta plantea centrarse en la fabricación de baterías, vehículos eléctricos, paneles solares, turbinas eólicas, bombas de calor, hidrógeno y tecnologías de captura y uso de carbono, todas ellas necesarias para la transición climática y para cumplir los objetivos de fabricación propia que se marcó la UE con la Ley de Industria de Cero Emisiones.
Los autores calculan que este fondo permitiría a la UE aumentar un 2 % adicional su PIB y un 6,7 % adicional el empleo, así como reducir hasta en un 40 % las importaciones del exterior de esas tecnologías, aunque el impacto variaría entre países.
El informe apuesta así por un modelo de ayudas públicas financiadas con deuda común que tendría que ser devuelta por los Estados miembros - los intereses durante la vida del fondo y el principal a partir de 2034 durante 30 años -, un coste que prevén sea cubierto por los Estados vía aumento de impuestos y potencialmente con los ingresos del sistema de comercio de emisiones.
Sin embargo, Korolac ha instado a buscar nuevos ingresos comunes para repagar esta deuda, como aranceles a las importaciones de vehículos de combustión producidos fuera de la UE o un impuesto a las gigantes de Internet.
Los autores admiten que estas ayudas elevarían el gasto público y tendrían un impacto sobre el espacio fiscal de los Estados, pero prevén que esto sea "compensado por el efecto económico positivo general del fondo".
"Es alentador que finalmente estemos viendo y entendiendo la necesidad de tener mayor apoyo de los gobiernos para asegurar que podemos seguir siendo competitivos y arreglar los posibles fallos del mercado en competitividad (...) y que los países y la UE estén tomándoselo muy en serio", dijo Edo Omic, director de Política Medioambiental de Cambridge Econometrics.