Por Dhara Ranasinghe
LONDRES (Reuters) - La economía española podría no cumplir con el crecimiento previsto del 2,8 por ciento este año, dijo el martes el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, que añadió que el nuevo Gobierno que se conforme tras las elecciones de diciembre debería atenerse a los objetivos europeos de reducción de déficit.
Linde también dijo que el actual vacío de poder y las incertidumbres en torno al crecimiento de la economía global y la volatilidad en los mercados financieros suponían lastres para el crecimiento.
"Según la mayoría de los analistas, la economía española podría registrar tasas de crecimiento sostenibles a medio plazo, y en torno a un 2,8 por ciento este año, según el consenso", dijo el gobernador del Banco de España en un foro financiero en Londres.
"Esta tasa está bastante por encima de la media de eurozona, aunque este escenario no está exento de riesgos", dijo.
España dejó atrás la recesión a mediados de 2013, y la economía, apoyada en una recuperación de la demanda doméstica, ha rebotado desde entonces para registrar una de las mayores tasas de crecimiento de la eurozona.
En el conjunto de 2015, la economía española creció un 3,2 por ciento, en lo que fue su mayor tasa de crecimiento antes de que empezara este acusado ciclo bajista hace ocho años.
"En el frente político español, es obvio que la incertidumbre sobre la formación de gobierno podría afectar algunas decisiones sobre inversión", manifestó Linde, quien añadió que hasta ahora el impacto había sido limitado.
España todavía no ha alcanzado un acuerdo sobre la formación de Gobierno ni tampoco hay perspectivas de ellos siete semanas después de unas elecciones generales que se saldaron con el parlamento más fragmentado de la democracia reciente.
"En todo caso, se da por hecho que cualquier nuevo gobierno respetará los compromisos (contraídos) con la Unión Europea y los plazos sobre disciplina fiscal de la UE", dijo Londres, en relación con los objetivos de déficit.
El gobernador del banco emisor español también dijo que entre los tres factores de mayor presión que afrontaban las entidades españolas figuraban el impacto de un escenario de tipos bajos, una baja actividad que podría castigar la demanda y la presión sobre los activos.