Tokio, 12 ago (EFE).- Algunos miembros de la junta de política monetaria del Banco de Japón (BoJ) se muestran cautos con respecto a la solidez de las tendencias inflacionistas en la tercera economía mundial pese al optimismo generalizado en el seno de la entidad.
Según mostraron las actas publicadas hoy de la junta mensual celebrada los pasados 14 y 15 julio, algunos integrantes exhibieron en la reunión menor convencimiento con respecto a la postura oficial del BoJ, que considera que la tendencia actual situará la subida de precios en torno al 2 por ciento interanual en 2016.
En la primavera de 2013 la entidad activó un programa de compra masiva de activos de cara a duplicar la base monetaria en un plazo de dos años y lograr dicho nivel inflacionario del 2 por ciento para acabar con un ciclo de caída de precios de casi dos décadas que ha lastrado la economía nipona.
La caída de los precios del crudo ha neutralizado casi por completo los efectos del programa de estímulo y obligado a la entidad a aplazar hasta la segunda mitad de 2016 la consecución de dicho objetivo.
No obstante, el banco central nipón ha indicado que prevé que la inflación subyacente, que excluye los precios de la energía y los alimentos, supere el 1 por ciento este verano y en el primer trimestre de 2016.
La aparente intención de muchas empresas de subir los precios de sus productos también contribuye a esta postura.
Pese a ello, uno de los miembros de la junta apuntó en la reunión que los efectos inflacionarios derivados de la caída del yen que genera el programa de estímulo "están disminuyendo".
Puso como ejemplo de ello el que las subidas en el importe de los alimentos, por ejemplo, se están viendo contrarrestadas por alzas menores en las facturas de los servicios públicos.
También argumentó que "el encarecimiento de bienes básicos como la comida podría pesar sobre el consumo de los hogares, lo que por otra parte restringiría la subida de precios".
Otro de los integrantes de la junta de política monetaria reconoció además la gran dificultad que supone lograr "una rápida mejora en las expectativas inflacionistas a medio largo plazo del público japonés", que sigue manteniendo la mentalidad deflacionista de la época de estancamiento económico.