París, 21 ene (.).- El secretario general de la OCDE, Matthias Cormann, subrayó su voluntad de seguir trabajando con Estados Unidos y con todos los otros países implicados en la fiscalidad de las multinacionales, después del anuncio de Donald Trump de que se retira del acuerdo para un impuesto mínimo mundial.
"Seguiremos trabajando con Estados Unidos y con todos los países de la mesa para apoyar una cooperación internacional que ofrezca certidumbre, evite la doble imposición y proteja la base imponible", señaló Cormann en una primera reacción al revés que supone la salida del acuerdo de la primera potencia mundial comunicada por el nuevo presidente estadounidense.
El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reconoció que los representantes estadounidenses les habían planteado "preocupaciones sobre diferentes aspectos" de ese compromiso.
También que "los gobiernos elegidos democráticamente" representan los intereses de sus países "como mejor les parece".
Es decir, Cormann recordada así que Estados Unidos como los otros firmantes son libres de abandonar, pero haciendo notar que eso no quita para la realidad de que "las multinacionales que operan a través de las fronteras seguirán interactuando con los sistemas fiscales de múltiples jurisdicciones soberanas".
El acuerdo para un impuesto mínimo del 15 % para el impuesto de sociedades, que se negoció en un marco impulsado por la OCDE, se logró en 2020 con la firma de 140 países y jurisdicciones que tenían que dar una serie de pasos para su aplicación efectiva.
Medio centenar de ese total ya ha avanzado en su puesta en práctica, como la Unión Europea, donde entró en vigor el 1 de enero de 2024.
Sin embargo, faltaban muchos para concretar sus compromisos, empezando por las dos primeras potencias económicas mundiales, que son Estados Unidos y China, pero también muchas de las llamadas 'plataformas de inversión' en las que la inversión extranjera representa más del 150 % del PIB, y que muchos equiparan a paraísos fiscales.
Fue concebido para empresas con una facturación anual de al menos 750 millones de euros (780 millones de dólares al cambio actual) para establecer una cierta forma de equidad fiscal y garantizar que pagan un impuesto mínimo sobre los beneficios en cada jurisdicción en la que operan y evitar así las incitaciones para alojar esos beneficios en los países que les ofrezcan las mejores condiciones.
Si el cálculo para una de esas multinacionales en un determinado país es inferior al 15 %, tendría que pagar un complemento de impuesto hasta llegar a esa tasa impositiva.
El tipo impositivo en Estados Unidos para esas grandes empresas es del 21 % sobre sus ganancias, es decir teóricamente superior al 15 %. Sin embargo, pueden recurrir a múltiples exenciones y otras herramientas para minimizar lo que pagan finalmente al fisco.
Trump firmó un memorando que instruye al secretario del Tesoro para que comunique a la OCDE que no se aplicará en Estados Unidos el acuerdo para el impuesto global.