Reverberaciones del terremoto de Japón auguran profundos cambios en el sector

Julio César Rivas

Toronto (Canadá), 20 abr (EFE).- Las reverberaciones del terremoto y tsunami del 11 de marzo en Japón todavía se sienten en el sector del automóvil norteamericano, y sus dañinos efectos auguran un profundo cambio en la forma que los fabricantes operarán en el futuro.

Cuando el mayor terremoto en la historia moderna de Japón sacudió el país asiático y provocó un devastador tsunami, centenares de empresas sufrieron graves daños en su infraestructura productiva.

El accidente de la central nuclear de Fukushima empeoró la situación al ocasionar un brusco descenso de la producción de electricidad en el país, lo que dificultó el suministro de energía a las factorías de muchas empresas que producen componentes utilizados por el sector mundial del automóvil.

Quizás, uno de los casos que mejor ilustran el efecto dominó del desastre japonés en el sector del automóvil es el de un pigmento llamado Xirallic.

Xirallic es utilizado por muchos fabricantes de todo el mundo para dar un tono especial al color de sus vehículos. El problema es que sólo se produce en una planta de la multinacional alemana Merck situada en la localidad japonesa de Onahama, una de las más afectadas por el sismo.

La escasez de Xirallic ha provocado que Ford, Chrysler y otros fabricantes de automóviles hayan tenido que dejar de ofrecer determinados colores para su vehículos, un problema que parece menor pero que en el competitivo mundo del automóvil puede suponer la venta o no de un vehículo.

Por supuesto, la desgracia de Japón está teniendo consecuencias más drásticas para el sector que la falta de un pigmento.

En un sector altamente tecnológico como es el del automóvil y en el que un vehículo contiene una media de 20.000 componentes, hasta la pieza más pequeña puede provocar la interrupción total de la producción.

Es lo que le ha pasado a General Motors que tuvo que dejar de producir camionetas en una de sus plantas estadounidenses, y reducir su producción en otras dos europeas, por la falta de un sensor de flujo producido por Hitachi en Japón.

Por ello no es de extrañar que ayer, Toyota anunciase que tendrá que reducir su producción en Norteamérica de forma sustancial, alrededor de un 75 % hasta principios de junio, ante la escasez de componentes.

Y ello a pesar de que después del terremoto y tsunami, cuando los graves efectos sobre la cadena de suministro del sector ya eran evidentes, el fabricante japonés repitió en numerosas ocasiones que las repercusiones en Norteamérica serían mínimas.

"La gran mayoría de los componentes para los vehículos que producimos en Norteamérica proceden de aproximadamente 500 proveedores en Norteamérica", aseguró Toyota en ese momento.

Otros fabricantes, como Honda o Nissan, han tenido que reducir el ritmo de producción en Norteamérica para conservar componentes, a la espera de que el sector recupere la normalidad.

Ayer, un informe producido en Japón por una firma de análisis financiero, Mizuno Credit Advisory, advirtió que los trastornos en la cadena de suministro del sector del automóvil pueden durar varios meses, e incluso un año.

Mizuno Credit Advisory afirmó que la cadena de suministro fue "gravemente dañada" por el terremoto y tsunami.

Ahora los fabricantes se están apresurando a buscar soluciones, a corto y largo plazo, a los problemas surgidos tras el terremoto y las patentes debilidades de su cadena de suministro.

Hoy Nissan anunció que aumentará su producción en el continente americano más de un 50 por ciento en los próximos cinco años, lo que permitirá que para 2015 la empresa japonesa fabrique en el hemisferio 1,7 millones de vehículos al año.

El aumento de la producción americana supondrá que un 85 por ciento de los vehículos que Nissan vende en el continente serán fabricados en el hemisferio, frente al 69 por ciento actual.

Sin duda, decisiones como ésta, aumentar la producción local y diversificar las fuentes de componentes, serán una de las consecuencias a largo plazo del terremoto y "tsunami" del 11 de marzo. EFE