Túnez, 25 sep (.).- El Partido tunecino de los Trabajadores (PT (OTC:PTGCY)) advirtió hoy de que las movilizaciones laborales proseguirán en el país y pidió al Gobierno que cambie la política económica para favorecer a la población y evitar que decidan las instituciones financieras internacionales.
En un comunicado divulgado al término de su congreso nacional, la formación de izquierdas apostó por evitar el endeudamiento del Estado, mejorar la recaudación con la imposición de una tasa a las grandes fortunas y emprender una reforma agrícola y laboral que relance la economía.
"El aumento de las protestas se debe a la difícil situación que atraviesa el país, son naturales y legítimas, y deben desarrollarse de manera pacífica", explicó su portavoz Jilani Hammani, en alusión a la represión policial que han sufrido algunas de ellas en el reciente pasado.
Según diferentes fuentes, Túnez ha sido escenario este año de cerca de dos millares de manifestaciones y huelgas en todos los sectores, especialmente en las áreas rurales y las zonas urbanas deprimidas.
La conflictividad laboral, unida al imparable incremento de las cifras de paro, la inflación y el desplome de la inversión local y extranjera, además del colapso del Turismo -una de las principales actividades económicas del país- forzaron este verano un cambio en el gobierno.
El actual, elegido en septiembre, se ha propuesto acelerar una serie de reformar administrativas y financieras exigidas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para la concesión de un crédito de miles de millones de euros al que se oponen la izquierda y los agentes sociales.
A este respecto, Hammami reiteró que el Estado debe racionalizar el gasto, flexibilizar la imposición tributaria para las empresas, reorientar las políticas de privatización, nacionalizar sectores estratégicos y emprender medidas sociales urgentes para ayudar a los parados y al creciente número de familias empobrecidas.
Afectado por la corrupción -endémica desde la dictadura- y por el desplome del Turismo tras los cruentos atentados de 2015, Túnez atraviesa una profunda crisis económica y social que amenaza con descarrilar su progresiva transición democrática.