En los últimos años, la mayoría de las ciudades europeas han vivido auténticas historias de terror en materia de vivienda, a medida que la crisis inmobiliaria condiciona a generaciones enteras.
El auge de los mercados inmobiliarios y los elevados costes de los materiales y la mano de obra, así como la burocracia, mantienen a raya a la construcción, lo que ha convertido esta situación en el principal motivo de preocupación para muchos jóvenes europeos. Pero dos empresarios inmobiliarios alemanes llevan casi 15 años dando rienda suelta a su creatividad y convirtiendo antiguas fábricas y oficinas vacías en viviendas asequibles.
En su repertorio de espacios reconvertidos figuran una antigua fábrica de caramelos, unos grandes almacenes y las oficinas abandonadas de la antigua compañía ferroviaria comunista de Alemania del Este.
La idea surgió por casualidad
Para los empresarios inmobiliarios Lutz Lakomski y Arndt Ulrich, convertir el edificio de oficinas en pisos fue casi un accidente. Hace unos 12 años, el dúo, que se conocía del pueblo de Dernbach, en Alemania Occidental, inició el proyecto, y ahora unas 400 personas viven en el antiguo edificio administrativo.Al principio, querían demoler el edificio para hacer sitio a locales comerciales, el sector en el que ambos trabajaron durante muchos años, pero las autoridades no lo permitieron. "Simplemente pensamos en términos prácticos. Así que dijimos: 'Si no podemos demolerlo, lo convertiremos en pisos'", explica Ulrich.
Un pasillo del edificio. Donogh McCabe
En 2010, también transformaron unos grandes almacenes vacíos en 86 viviendas con locales comerciales en la planta baja. "Por supuesto, hubo muchos retos, sobre todo en cuanto a la seguridad contra incendios y la contaminación del edificio, que teníamos que eliminar", explica Lakomski a 'Euronews'. Después empezaron las obras del edificio de oficinas de nueve plantas de altura.
Una tarea difícil
El dúo puso mucho cuidado en transformar algunas de las plazas de aparcamiento en un patio de recreo bien cuidado, y en asegurarse de que el edificio cumplía las últimas normas energéticas, incluso mediante calefacción urbana e insonorización."Hemos tomado un edificio antiguo y, mediante la modernización, lo hemos llevado a un estado muy moderno. Además, el edificio es accesible en silla de ruedas, algo que no se ve a menudo en Alemania", dijo Lakomski. Los pisos, de entre 25 y 35 metros cuadrados, se alquilan principalmente a estudiantes, jóvenes trabajadores y jubilados.
Tanto Lakomski como Ulrich tienen como prioridad visitar sus edificios una vez al mes para ver si hay que reparar algo. Quieren asegurarse de que el edificio se mantiene en buenas condiciones. Dos inquilinos con los que 'Euronews' habló de forma independiente dijeron que estaban encantados de vivir en el edificio porque "parece nuevo" y, como estudiantes, se lo pueden permitir.
"Los edificios de oficinas suelen tener ciertos requisitos que no coinciden con la construcción residencial. Así que no es una tarea fácil, pero definitivamente ayuda a construir más rápido porque el edificio ya existe", dijo Lakomski.
"Y, por lo general, hay suficientes plazas de aparcamiento asociadas a las zonas de oficinas, que incluso podrían convertirse en espacios verdes para ofrecer una mejor calidad de vida a la gente", añadió.
¿Podría ser ésta una solución de futuro para otras ciudades?
Tanto Lakomski como Ulrich se muestran escépticos ante la perspectiva de convertir edificios en oficinas cerca del centro de las ciudades. "Si tienes edificios de oficinas en ubicaciones privilegiadas, los precios son tan altos que la conversión no compensa. Pero en lugares periféricos donde las oficinas ya no funcionan, tiene sentido convertirlos en viviendas", explicó Ulrich.Sin embargo, los dos empresarios también advirtieron de que la burocracia y las autoridades pueden crear barreras a este tipo de proyectos, porque "quieren espacios comerciales, espacios de oficinas para atraer a empresas que creen empleo y aporten impuestos", añadió Lakomski.
En primer lugar, ambos aconsejan que las ciudades proporcionen suelo a precios atractivos y animen a las empresas municipales de vivienda a construir viviendas asequibles y sociales.
"Pero muchas ciudades argumentan que esto no es factible porque no compensa. Sin embargo, los inversores privados están dispuestos a hacerlo, lo que crea una situación absurda", afirma Lakomski.
Un piso vacío. Donogh McCabe
Pero las ciudades y sus políticos tienen que ser más proactivos y crear condiciones favorables para avanzar, afirma el dúo. "Básicamente, la construcción de viviendas debería ser una prioridad absoluta. El alcalde de la ciudad debe asumir personalmente la responsabilidad", afirmó Lakomski.
"Creo que las cosas avanzarían más rápida y eficazmente si no se perdieran en el proceso burocrático, en el que muchos son responsables, pero nadie es verdaderamente responsable", añadió. Los empresarios afirman que las discusiones sobre expropiaciones y topes de alquiler, a menudo mencionadas en el debate sobre la crisis inmobiliaria, "ahuyentan a los inversores".
"Si los inversores no pueden hacer planes a largo plazo o planes financieros, no vendrán y no invertirán. También hay que abordar esta cuestión. Como inversor, sobre todo privado, necesito seguridad en la planificación", explicó Lakomski.
"En grandes ciudades como Berlín, tenemos planes que tienen más de 10 años. Tenemos planes que tienen más de 20 años y aún no se han completado porque se debaten constantemente", concluyó. En la actualidad, el dúo no tiene planes de convertir más espacios en viviendas en Berlín, pero sí tiene próximos proyectos en la ciudad de Coblenza, al oeste de Alemania.