Londres, 10 feb (EFE).-El premio Nobel de Economía Joseph
Stiglitz es partidario del llamado "impuesto Robin Hood" a la banca
- consistente en quitarles a los ricos para dárselo a los pobres-
como forma de limitar los recortes en los servicios públicos y
ayudar a combatir la pobreza en el mundo.
Esa tasa especial, propuesta por las ONG de ayuda al desarrollo,
equivaldría a sólo un 0,05 por ciento de las transacciones bancarias
globales, pero permitiría recaudar anualmente de 283.00 millones de
euros.
"La filosofía fiscal debería ser la de gravar con impuestos lo
malo en vez de lo bueno: así que la polución debería estar más
gravada que el trabajo o el ahorro", afirma Stiglitz en
declaraciones al vespertino londinense Evening Standard.
Y, en opinión de Stiglitz, mucho de lo que hacen los banqueros es
polución: "Apenas se derivan beneficios sociales de la especulación
a corto plazo. Resulta en volatilidad extrema y en un exceso de ese
tipo de operaciones".
"Hay que disuadir de todo lo que fomente el cortoplacismo. Y el
dinero así recaudado podría utilizarse para cumplir una función
social", explica.
"¿Es que alguien cree seriamente que las operaciones de trading a
microsegundos que estamos viendo produce algo? Es una función de la
velocidad. No generan inversiones ni crean empleo", critica el
economista estadounidense.
"Las finanzas tienen un papel vital y socialmente muy importante
como es recaudar capital, gestionar los sistemas de pago, engrasar
los rodamientos de todo lo que hace la sociedad, pero los banqueros
no cumplen esa función socialmente útil y por su culpa ha sufrido la
economía mundial", se queja Stiglitz.
El premio Nobel, que se encuentra en Londres para promocionar su
último libro, "Caída Libre: Los Mercados Libres y el Hundimiento de
la Economía Mundial", dice que los banqueros son unos "insensatos",
los mercados "están locos" y califica el rescate de la banca por el
Gobierno estadounidense como "el gran latrocinio americano".
En la entrevista, expresa su esperanza de que el Reino Unido no
sucumba al "fetichismo fiscal" y recorte drásticamente el gasto
público.
"En Estados Unidos, explica, la gente está revolucionada. Es
inmoral que haya ido tanto dinero a los bancos y que haya terminado
en primas a los banqueros. No se han creado empleo. En Europa se han
generado en algunos casos incluso déficits nacionales, y ahora los
gobiernos dicen que se ven obligados a recortar el presupuesto de
educación o sanidad".
"Los votantes están enterándose de lo que pasa, los políticos
también, y es un signo esperanzador....", dice Stiglitz.
Según el economista, los banqueros han podido explotar las
diferencias en la forma de reaccionar a la crisis de los países, y
es preocupante.
Lo más preocupante es "que la ira popular ha llegado al extremo
de que la gente está dispuesta a escuchar a cualquier político, con
independencia de que sus recetas vayan a resolver algo o empeorar
las cosas".
"Basta ver lo que ocurre en Estados Unidos, explica, donde
tenemos al partido (republicano) de Sarah Palin propugnando un
gobierno mínimo cuando fue precisamente el corporativismo y la
desregulación lo que generó esos problemas". EFE