En su primer viaje a las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington, la Ministra de Finanzas británica, Rachel Reeves, se dispone a enfatizar su compromiso con la estabilidad económica. Esta visita se produce en el contexto turbulento de la crisis del mercado de bonos ocurrida hace dos años, que socavó significativamente la confianza de los inversores en la economía del Reino Unido.
Se prevé que Reeves, miembro del Partido Laborista, marque distancia con las políticas de su predecesor Kwasi Kwarteng, cuyos recortes fiscales sin respaldo llevaron a un desplome en los precios de los bonos y culminaron en su destitución por parte de la entonces Primera Ministra Liz Truss. El reciente éxito electoral del Partido Laborista en julio se atribuyó, en parte, a los tropiezos económicos del gobierno anterior.
La experiencia de Reeves en Washington como ex economista del Banco de Inglaterra en la embajada británica, junto con su discurso del año pasado en el Instituto Peterson sobre 'securonomics', aporta una perspectiva familiar al escenario internacional. Su enfoque, inspirado en la Ley de Reducción de la Inflación del presidente estadounidense Joe Biden, será probablemente objeto de un minucioso escrutinio mientras se prepara para presentar el primer presupuesto laborista en 14 años. Se anticipa que el próximo presupuesto incluirá aumentos de impuestos para un mayor gasto gubernamental cotidiano y endeudamiento adicional para respaldar inversiones a largo plazo.
El ministerio de finanzas ha manifestado que Reeves destacará el enfoque del nuevo gobierno en priorizar la estabilidad económica, considerada un requisito fundamental para un crecimiento seguro y resiliente capaz de abordar los desafíos globales. Esta postura cobra especial relevancia considerando las necesidades de inversión identificadas por el ex presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en la Unión Europea y los considerables déficits de Estados Unidos.
Recientemente han surgido críticas de grupos empresariales respecto al tono adoptado por Reeves y el Primer Ministro Keir Starmer sobre los desafíos económicos de Gran Bretaña y el posible impacto de los aumentos de impuestos en las empresas. Mohammad Jamei, de la Confederación de la Industria Británica, ha señalado un enfriamiento en el sentimiento de los inversores, subrayando la importancia de la claridad en los mensajes internacionales.
A medida que se acercan las reuniones del FMI, también hay expectativas sobre la posición de Gran Bretaña en importantes cuestiones comerciales internacionales, como las tensiones comerciales en curso entre Estados Unidos y China. La visita del Secretario de Relaciones Exteriores británico, David Lammy, a China hoy marca un hito significativo tras años de relaciones tensas por preocupaciones de seguridad y derechos humanos. Se observa la alineación del Reino Unido con Estados Unidos en las sanciones a Rusia, pero su futura postura sobre la inversión china y las relaciones comerciales sigue siendo incierta.
La cumbre de Londres celebrada el 14.10.2023 condujo a promesas de inversión por valor de 63.000 millones de libras esterlinas (82.000 millones de dólares) en sectores como infraestructura y tecnología, señalando el afán del gobierno por atraer inversión privada. El FMI y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han comentado previamente sobre las reglas presupuestarias del Reino Unido, con el FMI calificándolas de "insuficientemente restrictivas" y la OCDE sugiriendo que desalientan la inversión pública.
Reuters contribuyó a este artículo.
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