En un esfuerzo por impulsar el crecimiento económico, el primer ministro británico Keir Starmer anunció el lunes una amplia reforma regulatoria. Esta medida forma parte de una estrategia más amplia para recuperar la confianza de los inversores y revitalizar la infraestructura y los servicios públicos del Reino Unido. El Partido Laborista, que asumió el cargo en julio, ha hecho de la restauración de la confianza de los inversores privados una prioridad, factor crítico para financiar las necesidades de infraestructura del país.
En una cumbre en Londres, el gobierno presentó sus planes para agilizar los procesos de planificación y acelerar la construcción, fomentar la innovación mediante cambios regulatorios y garantizar el suministro de energía limpia y asequible. Estas reformas se consideran esenciales para la creación de empleo y la atracción de inversión extranjera directa, que ha experimentado un descenso desde el referéndum del Brexit en 2016.
El Tesoro informó de avances sustanciales durante el evento, con compromisos de inversión por valor de 63.000 millones de euros que se espera generen 38.000 puestos de trabajo en diversos sectores, incluyendo infraestructura y tecnología. Este anuncio marca un paso significativo hacia la solución del déficit de inversión al que se enfrenta el Reino Unido, especialmente porque el gobierno está limitado por reglas fiscales que restringen su capacidad de endeudamiento.
Además del crecimiento económico, el gobierno se está centrando en mejorar los derechos de los trabajadores y ha esbozado una estrategia industrial que abarca habilidades, investigación y desarrollo, suministro de energía, planificación y financiación. Los críticos han señalado anteriormente la ausencia de un enfoque integral en la estrategia británica para atraer capital y construir infraestructuras.
Como parte de la revisión regulatoria, se evaluarán agencias como la Autoridad de Competencia y Mercados para garantizar que prioricen el crecimiento económico. El ministro de Economía, Jonathan Reynolds, aclaró que, si bien no habría una eliminación drástica de regulaciones, es imperativo abordar los desafíos para atraer capital y desarrollar infraestructuras.
El gobierno también anunció su intención de flexibilizar las normas de separación bancaria, eliminar requisitos de información innecesarios para las empresas e introducir un nuevo Fondo Nacional de Riqueza. Estas medidas están diseñadas para crear un entorno más propicio para la inversión y la expansión económica.
A pesar de estos avances positivos, los inversores se mantienen cautelosos debido a las incertidumbres en torno a posibles aumentos de impuestos y endeudamiento adicional en el próximo presupuesto del 30 de octubre. El gobierno ha reconocido un déficit de 22.000 millones de euros en las finanzas públicas, lo que ha llevado a especulaciones sobre cómo se abordará.
El primer ministro Starmer ha enfatizado la necesidad de prudencia fiscal en el próximo presupuesto, al tiempo que descarta los rumores de un aumento significativo en las tasas del impuesto sobre las ganancias de capital como inexactos. La postura del gobierno parece ser la de equilibrar cuidadosamente la necesidad de responsabilidad fiscal con el imperativo de estimular el crecimiento económico y la inversión.
Para cerrar la jornada, se programó un evento de alto perfil en la Catedral de San Pablo con la presencia del Rey Carlos y una actuación de Elton John, destinado a resaltar el compromiso del Reino Unido de atraer inversiones globales y mostrar su potencial de crecimiento.
Los recientes compromisos de inversión e iniciativas gubernamentales reflejan un esfuerzo concertado para cambiar la narrativa del pesimismo a una de acción y oportunidad, como señaló Michael Mainelli, Lord Mayor de la City de Londres, indicando un renovado impulso para impulsar el avance económico del Reino Unido.
Reuters contribuyó a este artículo.
Este artículo ha sido generado y traducido con el apoyo de AI y revisado por un editor. Para más información, consulte nuestros T&C.