El “Dieselgate” de Volkswagen (XETRA:VOWG) se enrevesa más y más por momentos a medida que se conocen más detalles sobre el falseamiento de su datos de emisiones contaminantes.
La casa automovilística envió el pasado abril una carta a los propietarios de modelos diésel de Audi y Volkswagen informándoles de la necesidad de una intervención en el motor.
Debían llevar sus coches a los concesionarios para que un nuevo software asegurase, decía la carta, que las emisiones del tubo de escape "se optimizasen" y fueran “eficientes".
La compañía no explicó entonces que el verdadero objetivo era satisfacer a unos reguladores cada vez más escépticos sobre las discrepancias entre los test de laboratorio y la polución real de sus diésel.
Esta llamada a revisión duró meses. El escándalo ha salido a la luz esta semanal admitir la propia Volkswagen que manipuló deliberadamente los datos.