Wells Fargo ha publicado una actualización de sus previsiones económicas mundiales, manteniendo su previsión de crecimiento del PIB mundial para 2024 en el 2,9% y la inflación mundial medida por el IPC en el 3,6%. La empresa sigue previendo un "aterrizaje suave" para la economía estadounidense, pero reconoce que los riesgos de recesión van en aumento.
Las perspectivas de Wells Fargo para Europa siguen siendo positivas, esperando que persista la recuperación económica. El banco también ha mantenido su previsión de crecimiento del PIB para China en 2024 en el 4,8%, a pesar de la actual ralentización económica del país.
Una revisión significativa de las previsiones del banco se refiere a la política monetaria de la Reserva Federal. Wells Fargo predice ahora que la Fed reducirá los tipos de interés de forma más agresiva de lo que se pensaba.
La firma prevé un recorte de 50 puntos básicos (pb) en septiembre, seguido de una reducción adicional de 50 pb en noviembre. Este ajuste se basa en la expectativa de que el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) inicie un ciclo de relajación en septiembre.
La previsión revisada también sugiere implicaciones para otros bancos centrales. Wells Fargo cree que el ritmo más rápido previsto de la relajación de la Fed podría permitir a los bancos centrales extranjeros, como el Banco de Canadá, bajar también los tipos más rápidamente.
Por el contrario, ahora se espera que el Banco de Japón posponga nuevas subidas de tipos hasta 2025, mientras que se prevé que el Banco Central de Brasil dé marcha atrás y suba los tipos a corto plazo.
Las perspectivas a corto plazo de Wells Fargo para el dólar estadounidense se mantienen prácticamente sin cambios, con la previsión de que el dólar siga subiendo hasta finales de este año. Sin embargo, hay ajustes notables en las proyecciones a medio y largo plazo.
El banco cree ahora que el dólar se fortalecerá en el segundo semestre de 2025, revisando su anterior previsión, que anticipaba una depreciación del billete verde. Este cambio en las perspectivas a largo plazo se atribuye a la relajación anticipada de la Reserva Federal, mientras que se espera que otros bancos centrales internacionales mantengan una postura de relajación hasta finales del próximo año.
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