María Vicente
Madrid, 16 dic (.).- La inflación se disparó en España y en el resto de la zona euro en 2022 hasta máximos en cuatro décadas, debido al impacto del coste de la energía, que se ha ido moderando, y de los alimentos, con precios aún desbocados, lo que obligó al BCE a volver a subir los tipos de interés por primera vez en once años.
El año empezó en España con una inflación del 6,2 %, pero rápidamente escaló al 9 % hasta marcar en julio un 10,8 %, récord en 38 años. Desde entonces, ha ido perdiendo fuerza hasta cerrar noviembre en el 6,8 %, la menor tasa de la zona euro.
En la eurozona, la inflación cerró noviembre todavía en dos dígitos, aunque por debajo del récord del 10,6 % de octubre.
No obstante, según los últimos datos del INE, más de la mitad de los productos que conforman la cesta de la compra en España crecen por encima del 6 % y en la cima están alimentos como el aceite, el azúcar, la harina y otros cereales, la mantequilla, la leche o los huevos, con subidas de más del 20 %.
Por contra, los carburantes han pasado de encarecerse hasta un 40 % en tasa anual en marzo a hacerlo un 14 % al cierre de octubre, mientras que la electricidad cuyos precios llegaron incluso a duplicarse, se abarató un 22 % en noviembre.
Para el director de Coyuntura Económica de Funcas, Raymond Torres, pese a que los datos arrojan una desescalada de la energía y una inflación subyacente que, aunque en valores récord del 6,3 %, está "más o menos contenida", los alimentos son "una fuente enorme de preocupación" con precios que están "desbocados".
SUBIDA DE TIPOS PARA CONTENER LA INFLACIÓN
La Comisión Europea prevé que la inflación se reducirá en España al 4,8 % en 2023, por encima de la opinión de la Airef (3,9 %) pero por debajo de la del Banco de España (5,6 %) y aún lejos de lograr el objetivo europeo del 2 %.
La velocidad a la que se reduzca la inflación dependerá del contexto internacional, pero también de la política monetaria del BCE, de la evolución de los salarios y de las medidas fiscales y ayudas que adopte el Gobierno.
El Banco Central Europeo (BCE) decidió este año romper la política de tipos negativos que había mantenido en los once últimos años y subirlos hasta en cuatro ocasiones -la última este mismo jueves-, hasta situarlos en el 2,5 % y a advertir de que seguirá incrementándolos de forma significativa y a un ritmo sostenido en los próximos meses.
Las previsiones al respecto no son halagüeñas. El BCE elevó este jueves al alza su pronóstico de inflación en los próximos años y avanzó que en 2025 se situará en el 2,3 %, todavía por encima del objetivo del banco central.
SALARIOS, EL "DIQUE DE CONTENCIÓN" DE LA INFLACIÓN
Con el índice de precios de consumo (IPC) creciendo a un ritmo tres veces superior, los sindicatos reclaman revisiones salariales, en contra de las advertencias de organismos como el Banco de España, que advertía de una espiral inflacionista y pedía un gran pacto de rentas.
En declaraciones a EFE, Torres descarta esa espiral, ya que, hasta ahora, los sueldos han actuado de "dique de contención" con "una gran moderación salarial", mientras que los márgenes empresariales han respondido de forma "más desigual".
A su juicio, "la perdida de poder adquisitivo ha sido muy importante, del 7 % en los últimos dos años", ya que esta inflación ha sido "una especie de impuesto sobre la economía española" y el reto ahora es "compartir -su impacto- entre todos, procurando que los colectivos vulnerables estén protegidos".
MÁS DE UN MILLÓN Y MEDIO DE HOGARES ALTAMENTE ENDEUDADOS
Estas subidas de los tipos han tenido un impacto directo en el incremento de los costes de millones de hipotecas en España, elevando hasta el millón y medio el número de hogares altamente endeudados, según los últimos datos del Banco de España.
El Gobierno ha tratado de aliviar esta situación negociando con la banca una serie de medidas de alivio para hogares de rentas bajas y cuyos requisitos podrían flexibilizarse para aumentar el número de beneficiarios.
Junto a ello, también ha puesto en marcha otro tipo de iniciativas este año, como un descuento en el precio de los carburantes, ayudas al transporte público, una rebaja en fiscal en la factura de la luz, cheques a familias vulnerables o mayores subidas de pensiones bajas.
El Gobierno estudia ahora medidas para hacer frente al encarecimiento de la cesta de la compra, en concreto, controlando el precio de los alimentos, algo que para Torres es muy complicado y por ello apunta más a la contención indirecta del coste del transporte de alimentación.
Tras aprobarse el primer bloque de reforma de las pensiones, este año volverán a revalorizarse automáticamente con el IPC, lo que para 2023 supone un incremento del 8,5 %.