Washington, 27 oct (EFE).- Los planes de las autoridades
estadounidenses para relanzar el sector del automóvil cobraron hoy
un nuevo impulso con el anuncio de que el fabricante de vehículos
híbridos de lujo Fisker comprará una antigua planta de General
Motors (GM) para producir vehículos "verdes".
La planta de montaje Boxwood, situada en la localidad de
Wilmington, fabricaba anteriormente los deportivos Saturn Sky y
Pontiac Solstice para GM, pero el fabricante decidió cerrar la
factoría como parte de su proceso de reestructuración tras tener que
declararse en quiebra antes del verano.
Fisker, que está basada en la localidad californiana de Irvine,
comprará la factoría por 18 millones de dólares e invertirá otros
175 millones más para producir a partir del 2012 un auto familiar
híbrido recargable que Fisker ha denominado "proyecto Niña" en honor
a una de las tres carabelas con las que Cristóbal Colón realizó su
primer viaje al continente americano en 1492.
Fisker sólo ha revelado que el vehículo costará unos 39.000
dólares, después de una serie de deducciones fiscales otorgadas por
las autoridades federales, y competirá con el Chevrolet Volt, la
berlina eléctrica que General Motors empezará a vender el próximo
año.
La reapertura de Boxwood supondrá que para el 2014, cuando la
producción se sitúe en torno a los 75.000-100.000 vehículos al año,
se crearán o mantendrán unos 2.000 puestos de trabajo en la factoría
y más de 3.000 empleos de proveedores y actividades paralelas.
Los planes de Fisker, que en el 2010 también empezará a vender su
primer vehículo, llamado Karma, un deportivo híbrido recargable de
cuatro puertas, cuentan con el respaldo total de la administración
del presidente estadounidense, Barack Obama, que hoy despachó a su
vicepresidente, Joseph Biden, a Delaware para anunciar la
adquisición.
"Aunque algunos querían condenar al sector del automóvil de
Estados Unidos, nosotros dijimos que no. Sabíamos que necesitábamos
hacer algo diferente, en Delaware y a lo largo de toda la nación",
afirmó Biden durante un evento celebrado en la localidad de
Wilmington para anunciar la operación.
La adquisición de Boxwood, que a pesar de ser una factoría
moderna tuvo que se cerrada por GM ante las masivas pérdidas
financieras y la dramática caída de las ventas de automóviles en
Estados Unidos, ha sido posible gracias a los fondos federales que
Fisker ha conseguido.
El pasado 22 de septiembre, el Departamento de Energía
estadounidense otorgó a Fisker un préstamo por valor de 572 millones
de dólares para fabricar vehículos eléctricos recargables.
Entonces Fisker dijo que la mayoría del dinero (que será
proporcionado con bajas tasas de interés) estaría destinado al
"proyecto Niña" y que el préstamo representaba "un significante paso
en el futuro de Estados Unidos".
Hoy, el consejero delegado del nuevo fabricante de automóviles,
Henry Fisker, dijo a través de un comunicado que "este es un gran
paso adelante para establecer a Estados Unidos como un líder de la
tecnología avanzada del automóvil. Wilmington es perfecto para la
producción de alta calidad y reducidos volúmenes".
Por su parte, el secretario de Energía, Steven Chu, afirmó que
"esto es prueba positiva de que nuestros esfuerzos para crear nuevos
empleos, invertir en una economía de energía limpia y reducir la
contaminación de carbono, están funcionando".
Fisker ha tenido que contratar en Finlandia el montaje del Karma,
un vehículo con un precio de 89.000 dólares y del que desde el 1 de
enero, el fabricante está aceptando pedidos a cambio de un depósito
de 5.000 dólares.
Pero Fisker quiere que la próxima generación del Karma ya sea
montada en Estados Unidos, quizás en la misma factoría Boxwood donde
se producirá el "proyecto Niña". EFE
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