Túnez, 26 may (.).- Túnez debería concluir un acuerdo "preliminar" con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para estabilizar el marco macroeconómico y restaurar la sostenibilidad de sus finanzas públicas además de enviar una señal positiva a los inversores privados y donantes, señaló este viernes el Banco Africano de Desarrollo (BAD).
El préstamo de 1.900 millones de dólares, pendiente de aprobación desde finales del año pasado, desbloquearía el financiamiento de otros socios condicionado por la aprobación de este organismo financiero, explicó el BAD en su informe sobre perspectivas económicas para África 2023 publicado al término de su reunión anual en Sharm el Sheikh (Egipto).
El país magrebí necesita "adoptar una estrategia de reducción de la deuda soberana- que alcanza el 90% del PIB- a medio plazo e implementar un plan para reestructurar las empresas públicas y reducir sus deudas externas garantizadas por el Estado", recomendó.
En cuanto a las proyecciones macroeconómicas, el informe prevé una reducción de los déficits presupuestarios y de la cuenta corriente gracias al programa de reformas iniciado en 2022, que incluye la retirada de subvenciones a alimentos y combustibles, la reducción de la masa salarial en la Administración y la privatización de algunas empresas estatales.
Aunque, advirtió, estas perspectivas podrían deteriorarse "por el alto riesgo de sobreendeudamiento que limita el acceso a la financiación externa".
Mientras el déficit presupuestario cayó del 7,6 % en 2021 al 6,8 % del PIB en 2022; la masa salarial, los subsidios y el servicio de la deuda "siguen pesando mucho en el presupuesto estatal, que representan alrededor de dos tercios del gasto de 2022".
Durante el mismo periodo, el déficit por cuenta corriente pasó del 6% al 8,5% del PIB debido al aumento de los precios de las importaciones de alimentos y energía y este encarecimiento podría provocar tensiones sociales y frenar el crecimiento económico, estimado en un 2,3% para el periodo 2023-2024.
El pasado abril el presidente tunecino, Kais Said- que se arrogó plenos poderes en julio de 2021- rechazó los "dictados del exterior" y aseguró que el país puede vivir de sus propios recursos nacionales aunque sin revelar cuáles.
Túnez no cuenta con apenas reservas petrolíferas y su economía depende principalmente de los sectores de agricultura, industria y turismo.
El departamento de comunicación del FMI señaló entonces que fijaría una nueva fecha en consulta con las autoridades tras observar un "progreso" en la implementación de las reformas pero todavía se desconoce su calendario.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, alertó en marzo del posible "colapso económico y social" mientras Italia multiplica sus declaraciones públicas a favor del país vecino con el fin de estabilizarlo y evitar el aumento de los flujos migratorios, que se han multiplicado en el último año.
Las consecuencias de la pandemia y la invasión rusa de Ucrania han ejercido aún más presión sobre la economía tunecina, con una inflación superior al 10%, la más alta en tres décadas, y desabastecimientos intermitentes de productos básicos como el azúcar y el café.