Por Laura Sánchez
Investing.com - Las ambiciones post-presidenciales de Donald Trump pueden verse obstaculizadas por su papel en el asedio al Capitolio, su prohibición de las redes sociales y otros problemas, publica Bloomberg.
La mayoría de los expresidentes pasan su tiempo fuera de la oficina jugando al golf, dando discursos bien pagados o escribiendo memorias aún más lucrativas. Aparte del golf, el camino que tiene por delante Donald Trump, un presidente que nunca se ha adherido a las normas de su oficina, será diferente a cualquier otro.
Es el primer presidente desde Andrew Johnson en 1869 que se niega a asistir a la investidura de su sucesor. Pero todavía no hay una respuesta clara sobre lo que planea hacer a partir de ahora.
Incluso el lugar donde planea vivir está en el aire, aunque Trump dice que se mudará a su club privado en Palm Beach, Florida.
A corto plazo, las opciones post-presidenciales de Trump estarán circunscritas por las consecuencias de su discurso del 6 de enero que incita a la multitud que irrumpiría en el Capitolio de Estados Unidos, incluida una histórica segunda acusación.
Si es declarado culpable en el próximo juicio del Senado, es casi seguro que se le prohibirá volver a postularse para un cargo federal, destaca Bloomberg.
“Por ahora, algunos de los nombres más importantes de las corporaciones estadounidenses están evitando al presidente empresario, “desplazándolo” en las redes sociales y alejándolo de ciertos servicios profesionales y financieros. Decenas de millones de sus conciudadanos seguirán vilipendiándolo, haciendo que la marca Trump sea tóxica para la mitad del país y perjudicando las perspectivas de su imperio inmobiliario, hotelero y de campos de golf. Pero es probable que decenas de millones de otros estadounidenses formen una base duradera de apoyo, lo que convierte a Trump en una fuerza política en los próximos años, independientemente de si vuelve a buscar la presidencia”, argumenta la agencia.
Privado de sus redes sociales, el expresidente tendrá que pensar en nuevas formas de movilizar -y posiblemente monetizar- a sus fieles seguidores.
Por supuesto, suponiendo que no esté completamente consumido por las batallas judiciales una vez que deje el cargo. Incluso antes de los disturbios del Capitolio, se enfrentó varias demandas y posibles investigaciones criminales.
“Sus afirmaciones infundadas de fraude electoral y la posible incitación a los disturbios sólo han aumentado su riesgo legal”, apunta Bloomberg. “Existe una posibilidad muy real de que Trump termine en la cárcel”, añade.
“Antes del motín del Capitolio, parecía que Trump seguiría siendo el abanderado del Partido Republicano, ya sea postulándose a la presidencia nuevamente en 2024 o actuando como hacedor de reyes en el campo republicano. Pero algunos creen que el 6 de enero cambió todo eso”, concluye la agencia.