ANKARA - En una audaz medida para atajar la galopante inflación del país, el Banco Central de Turquía ha aumentado sus tipos de interés en cinco puntos porcentuales, situándolos en un asombroso 40%. Esta decisión forma parte de un agresivo ciclo de endurecimiento monetario destinado a frenar la inflación, que ha superado el sesenta por ciento. El objetivo del banco a medio plazo es reducir la inflación a alrededor del cinco por ciento.
La subida de tipos supone un cambio significativo respecto a las políticas de los primeros años de mandato del Presidente turco Recep Tayyip Erdogan. Desde 2003, Erdogan ha estado al timón mientras Turquía se convertía en la decimonovena economía del mundo, en gran parte gracias a ambiciosos proyectos de desarrollo. Sin embargo, estos esfuerzos empezaron a ser contraproducentes en 2019, cuando la inflación galopante empezó a hacer que la lira cayera bruscamente frente al dólar y se dispararan los costes de los artículos de primera necesidad de los hogares.
Este giro en la estrategia económica se produce durante el año de la reelección de Erdogan tras una ajustada victoria electoral. El nombramiento de Hafize Gaye Erkan y Mehmet Simsek, que sustituyeron a los anteriores responsables políticos, supuso una inversión de las anteriores políticas económicas. Los nuevos dirigentes iniciaron su mandato aumentando los tipos del ocho y medio por ciento al quince por ciento en junio, lo que supuso un alejamiento del planteamiento fiscal inicial de Erdogan, caracterizado por una fuerte dependencia de los proyectos financiados con fondos extranjeros.
Los recortes anteriores habían contribuido a un pico de inflación de más del ochenta por ciento en agosto de ese año. El aumento actual refleja un drástico cambio de rumbo, ya que Erkan y Simsek intentan estabilizar la economía mediante tipos de interés más altos, que suelen utilizarse para frenar la inflación reduciendo el gasto y el endeudamiento.
Con esta última subida, Turquía experimenta una de las contracciones monetarias más rápidas de los últimos tiempos en su esfuerzo por reducir la inflación desde niveles excepcionalmente altos. La decisiva actuación del banco central señala su compromiso de restaurar la estabilidad económica y controlar el crecimiento de los precios, que ha venido erosionando el poder adquisitivo de los ciudadanos turcos.
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