TORONTO - En un importante paso hacia las finanzas sostenibles, los principales bancos canadienses, incluidos el Royal Bank of Canada (NYSE:RY) y CIBC, se han comprometido a movilizar 2 billones de dólares para 2030. El objetivo de este compromiso es apoyar iniciativas medioambientales y sociales, lo que supone un cambio de orientación para el sector financiero canadiense.
El anuncio ha llamado la atención no sólo por su ambicioso objetivo, sino también por el escrutinio que ha suscitado entre los grupos de defensa del clima. Investors for Paris Compliance ha expresado su preocupación por la transparencia de los compromisos de los bancos. Señalan posibles incoherencias en las acciones de los bancos, destacando en particular la contradicción entre sus objetivos de financiación sostenible y sus operaciones financieras en curso con empresas de combustibles fósiles.
En respuesta a las críticas, la Asociación Canadiense de Banqueros ha salido en defensa de las instituciones. Afirman que los bancos canadienses cumplen las normas medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) norteamericanas. Además, hacen hincapié en que los bancos están trabajando activamente para mejorar sus prácticas de información a fin de proporcionar una visión más clara de sus avances en los compromisos de sostenibilidad.
A medida que estas instituciones financieras canadienses toman medidas para alinear sus operaciones con objetivos sociales y medioambientales más amplios, también se enfrentan al reto de satisfacer las expectativas de los defensores del clima y de los inversores, que exigen algo más que promesas: buscan acciones tangibles y de impacto contra el cambio climático.
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