Estrasburgo (Francia), 24 abr (.).- El Parlamento Europeo aprobó hoy las nuevas normas de la UE para reducir por primera vez los embalajes de los alimentos, con reglas que prohibirán los envases individuales de salsas o jabones e impedirán que los recipientes para comida contengan los llamados "químicos eternos" (PFAS), entre otras.
El reglamento sobre envases y residuos de envases fue respaldado por 476 votos a favor, 129 en contra y 24 abstenciones, y adquirirá carácter oficial cuando el Consejo de la UE, que representa a los Estados miembros, confirme también el acuerdo provisional alcanzado el pasado marzo con la Eurocámara.
El paquete normativo busca fomentar la economía circular y opera sobre toda la vida útil de los envases y busca reducirlos en cantidad, reutilizarlos cuando sea posible, reciclarlos al término de su tiempo de vida y minimizar la presencia de sustancias nocivas en los mismos.
El reglamento establece objetivos de reducción de envases (5 % para 2030, 10 % para 2035 y 15 % para 2040) y exige a los países de la Unión Europea que disminuyan, en particular, la cantidad de residuos de envases de plástico.
A partir del 1 de enero de 2030 se prohibirán ciertos formatos, como los envases destinados a frutas y verduras frescas sin procesar; los utilizados para alimentos y bebidas consumidos en cafeterías y restaurantes, y las porciones individuales para productos como condimentos, salsas, cremas o azúcar.
Asimismo, los envases en miniatura para productos cosméticos o los envoltorios para maletas en aeropuertos, incluso bolsas de plástico muy ligeras (menos de 15 micras) según el uso que se les de.
Se prohíbe también el uso de los llamados 'químicos permanentes o eternos' en envases en contacto con alimentos (sustancias alquílicas perfluoradas y polifluoradas o PFAS, por sus siglas en inglés), que se acumulan en los seres humanos y en el medio ambiente y pueden provocar problemas de salud.
Economía circular
Las nuevas normas incluyen también un objetivo específico para envases reutilizables para bebidas alcohólicas y no alcohólicas para 2030 (al menos un 10 %), aunque los Estados miembros pueden conceder una excepción de cinco años bajo determinadas condiciones.
Los distribuidores finales de bebidas y comida para llevar en el sector de la restauración estarán obligados a ofrecer a los consumidores la posibilidad de llevar su propio envase.
Entre otras muchas medidas, los Estados miembros deberán incentivar a los restaurantes, cantinas, bares, cafeterías y servicios de catering para que sirvan agua del grifo (cuando esté disponible, de forma gratuita o por una tarifa baja) en un formato reutilizable o recargable.