FRÁNCFORT, 30 sep (Reuters) -La inflación de la zona euro superó las previsiones y alcanzó el 10,0% en septiembre, un nuevo récord que refuerza las expectativas de una nueva subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo en octubre.
El crecimiento de los precios en los 19 países que comparten el euro se aceleró desde el 9,1% de agosto, según datos de Eurostat publicados el viernes, superando las expectativas de una lectura del 9,7%, y algunos miembros de la zona del euro experimentaron el mayor crecimiento de los precios desde la época de la Guerra de Corea, hace 70 años.
La inflación siguió siendo impulsada principalmente por la volatilidad de los precios de la energía y los alimentos, pero continuó ampliándose, con prácticamente todas las categorías, desde los servicios hasta los bienes industriales, mostrando ahora lecturas dolorosamente altas.
Es probable que sean unas cifras incómodas para el BCE, que tiene como objetivo el crecimiento de los precios en el 2%, ya que sugiere que el exceso de demanda está alimentando cada vez la inflación, que corre el riesgo de afianzarse.
"La lectura de septiembre para la inflación es fea en todos los ámbitos, ya que todas las categorías generales experimentan una aceleración de la inflación", dijo Bert Colijn, economista de ING (AS:INGA). "Esto asegura otra subida de 75 puntos básicos del Banco Central Europeo en octubre".
De hecho, la inflación subyacente, que excluye los precios volátiles de los alimentos y los combustibles y que el BCE vigila de cerca, también ha alcanzado un nuevo máximo, lo que aumenta la urgencia de nuevas subidas de tipos tras las notables subidas de julio y septiembre.
Excluyendo los precios de los alimentos y el combustible, la inflación subió desde el 5,5% al 6,1%, mientras que una medida aún más limitada, que también excluye el alcohol y el tabaco, subió desde el 4,3% al 4,8%.
Los precios de la energía subieron un 41% en comparación con el año anterior, mientras que los alimentos no elaborados aumentaron un 13%.
Aunque aún falta casi un mes para la próxima reunión del BCE sobre tipos de interés, los responsables de política monetaria ya se han pronunciado a favor de una nueva subida de los tipos de 75 puntos básicos, después de una subida en conjunto en 125 puntos básicos, lo que supone el ritmo más rápido de endurecimiento de la política monetaria en la historia del BCE.
Los mercados prevén ahora que el tipo de depósito del 0,75% aumentará hasta alrededor del 2% a finales de año, y luego hasta alrededor del 3% en la próxima primavera, antes de estabilizarse.
"La inflación general de dos dígitos y el aumento cada vez más alarmante de los tipos básicos no dejan al BCE otra opción que la de seguir subiendo los tipos de interés a pesar de las nefastas perspectivas económicas", declaró Ken Wattret, de S&P Global Market Intelligence. "El BCE no puede permitirse el lujo de decepcionar".
Un problema clave es que un pico de inflación, pronosticado muchas veces por el BCE, podría estar todavía a meses de distancia, ya que los contratos de energía de los hogares se tienen que actualizar y los precios del gas aumentan la factura de la luz.
Una devastadora sequía durante el verano mantendrá los precios de los alimentos bajo presión, mientras que la caída del euro a un mínimo de dos décadas frente al dólar elevará la inflación importada, sobre todo porque la factura energética del bloque está denominada mayoritariamente en dólares.
Sin embargo, las presiones sobre los precios pueden ser controladas por la recesión que se avecina. El encarecimiento de la energía y la prevista escasez de gas están agotando los ahorros y es probable que afecten profundamente al crecimiento, ya que a los consumidores les quedará poco dinero en efectivo.
La Junta Europea de Riesgo Sistémico, el organismo de vigilancia de los riesgos financieros de la UE, advirtió el jueves de que puede estar gestándose una tormenta perfecta que podría poner en peligro la estabilidad financiera, ya que las empresas y los hogares que aún no se han recuperado de la pandemia se enfrentan ahora a un nuevo revés.
Los indicadores de confianza en todo el bloque también se han desplomado en las últimas semanas, lo que sugiere que la zona del euro podría estar ya en recesión, con pocas probabilidades de respiro hasta la primavera.
Esto también podría suponer una ayuda desesperada para el BCE.
Los trabajadores normalmente exigen grandes aumentos salariales durante los periodos de alta inflación, pero las empresas también se enfrentan a un aumento de los costes, lo que les deja poco dinero para aumentar los salarios. Esto mantiene el crecimiento de los salarios en un nivel bajo y ofrece la esperanza de que el crecimiento de los precios se estabilice y comience a retroceder el próximo año.
Sin embargo, se espera que el mercado de trabajo siga siendo tenso y la tasa de desempleo se mantuvo en agosto en un mínimo histórico del 6,6%, según datos separados de Eurostat. Las empresas se enfrentan a la escasez de mano de obra, por lo que se espera que retengan a los trabajadores en caso de una breve recesión, ya que volver a contratarlos puede ser más costoso.
(Reporte de Balazs Koranyi; edición de Catherine Evans, traducido por Tomás Cobos)