Carlos A. Moreno
Río de Janeiro, 29 ago (.).- La economía brasileña creció un sorpresivo 0,4 % en el segundo trimestre de este año respecto al primero, con lo que alejó el temor de que Brasil entrara en una nueva recesión técnica, pero sigue sin despegar tras la histórica recesión que sufrió en 2015 y 2016.
Según datos divulgados este jueves por el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE), el producto interior bruto (PIB) de la mayor economía sudamericana creció un 0,4 % en el segundo trimestre frente al primero, superior a lo previsto por la mayoría de los economistas.
De acuerdo con el organismo, la economía de Brasil también creció un 1,0 % en el segundo trimestre en comparación con el mismo período del año pasado y acumuló una expansión del 0,7 % en el primer semestre frente a los seis primeros meses de 2018.
Los datos sorprendieron al mercado, que esperaba una retracción en el segundo trimestre, lo que hubiera colocado a Brasil nuevamente en estado de recesión técnica (dos trimestres consecutivos de retracción), ya que la economía se había retraído un 0,1 % en el primer trimestre frente al último del año pasado.
Pese a que los datos descartaron esta posibilidad, aún hay dificultades para crecer de forma sostenible tras la histórica recesión de 2015 y 2016, en que el PIB perdió cerca de siete puntos porcentuales.
La lenta recuperación comenzó en 2017, cuando la economía creció un 1,1 %, y prosiguió en 2018, con la misma tasa de crecimiento, mientras que para este año tanto analistas como Gobierno prevén una expansión de cerca del 0,8 %, positiva pero menor a la de los dos años anteriores.
De acuerdo con la coordinadora de estadísticas del PIB del IBGE, Rebeca Palis, la producción brasileña aún está en el mismo nivel en que estaba en el primer trimestre de 2012.
El Gobierno, que festejó el resultado y lo atribuyó a su "acertada" política de ajuste fiscal, admitió que la economía creció en medio de un escenario desafiante.
"El escenario económico continúa desafiante: el ajuste fiscal en curso, la baja productividad de la economía brasileña y la incertidumbre de la coyuntura internacional sugieren todavía un largo camino", según un comunicado del Ministerio de Economía.
Aunque, según la nota, "no deja de ser importante destacar que, pese a esos desafíos, la coyuntura brasileña se muestra hoy mucho más favorable de lo que era hace algunos meses atrás".
De acuerdo con economistas consultados por Efe, la economía de Brasil podría terminar el año en terreno positivo pero lejos de iniciar una trayectoria de crecimiento robusta y sostenida.
La confianza de empresarios y consumidores continúa baja, pese a que en el segundo trimestre se registró un aumento de la inversión productiva (+3,2 %) y del consumo de las familias (+0,3 %), debido a los problemas estructurales del país y a otros factores la crisis argentina y la guerra comercial entre EE.UU. y China.
Según el Gobierno, la única certeza es la continuidad de su política de ajuste fiscal impulsada por el presidente Jair Bolsonaro.
El líder ultraderechista, que ha puesto en marcha una política económica de claro tinte liberal, ha adoptado medidas para reducir los gastos públicos, disminuir el tamaño del Estado y privatizar estatales no estratégicas, en un intento por reducir el enorme déficit en las cuentas públicas del país, que considera el principal obstáculo de la economía de Brasil.
Su principal iniciativa en este sentido es la reforma de las pensiones, que fija una edad mínima para que los brasileños tengan acceso a la jubilación y que ya fue aprobada en primera votación por la Cámara de Diputados.