Bangkok, 26 jul (.).- La economía de Birmania se contraerá un 18 por ciento durante 2021, señaló este lunes el Banco Mundial, por la profunda crisis política y social derivada del golpe de Estado militar del 1 febrero y la grave situación sanitaria por la pandemia.
La proyección del Banco Mundial casi dobla la que hizo el pasado marzo sobre el desplome de la economía birmana, que situó en un 10 por ciento.
La contracción estimada tendrá un impacto negativo en "las vidas, los medios de subsistencia, la pobreza y el crecimiento futuro", apunta la actualización del informe para el Control Económico de Birmania publicado hoy por el Banco Mundial.
El porcentaje de población bajo el umbral de la pobreza será más del doble a principios de 2022, comparados con los niveles de 2019, remarca el organismo internacional, que estima la destrucción de más de un millón de puestos de trabajo o el equivalente a entre el 4 y 5 por ciento de los empleos totales de 2019, con muchos otros trabajadores sufriendo una caída en sus ingresos.
Al desplome económico de este año en Birmania se suman los efectos adversos causados en 2020 por la pandemia.
El Banco Mundial estima que "la economía del país es alrededor de un 30 por ciento más pequeña de lo que hubiera sido en ausencia de la covid-19 y la toma de control militar"
El país asiático, que en 2011 inició su transición hacia la democracia tras vivir casi medio siglo bajo dictaduras militares, disfrutaba de un periodo sostenido de gran crecimiento económico antes del envite de la pandemia y la posterior sublevación militar.
Tras casi seis meses del levantamiento encabezado por el general Min Aung Hlaing, los militares no han logrado controlar todo el país que continúa sumido en el caos, con masivas huelgas en sectores claves, como industria y sanidad, que han parado la economía.
Desde enero, el kyat birmano ha perdido un 23 % de su valor frente al dólar estadounidense, lo que, combinado con las interrupciones del comercio, han provocado un rápido aumento de precios de bienes importados, incluido el combustible, apunta el Banco Mundial.
"A pesar de los signos de estabilización en algunas áreas en mayo y junio, vinculado a la mejora de la movilidad, la actividad económica general se mantiene débil y es probable que se registren nuevas contracciones a partir de julio debido al reciente aumento de casos de la covid-19", apunta Kim Alan Edwards, economista del Banco Mundial para Myanmar.
La nueva ola de la pandemia, vinculada a la variante delta, se ha visto impulsada por la profunda desconfianza de la población con el régimen castrense, que tratado de aplazar con brutalidad a la disidencia, y la huelga de miles de sanitarios, perseguidos por los militares y que se niegan a trabajar bajo sus órdenes.
El Banco Mundial señala que los recientes acontecimientos ponen en riesgo "gran parte del progreso de desarrollo que ha logrado Birmania en la última década" y el crecimiento económico del país a largo plazo, ante la huida de la inversión extranjera ante las perspectivas desfavorables para la entrada de capital.
En abril, la consultora Fitch Solutions indicó que prevé una caída del PIB birmano de hasta un 20 %, según un pronóstico conservador.
La brutalidad de la junta birmana ha desencadenado una oleada de sanciones económicas de potencias occidentales como EE.UU., Reino Unido y la Unión Europea, centradas sobre todo en los extensos intereses de los militares en sectores como transporte, turismo, tabaco y minería.