WASHINGTON - A medida que se acerca la fecha límite para los comentarios públicos sobre las normas de Basilea III, los principales gobernadores de la Reserva Federal y representantes del sector bancario han expresado su preocupación por el impacto potencial de la normativa en el sector financiero. El marco de Basilea III, dirigido principalmente a los bancos con más de 100.000 millones de dólares en activos, ha sido objeto de escrutinio por sus estrictos requisitos de capital y las implicaciones que podrían tener en las prácticas de préstamo bancario.
Los Gobernadores de la Reserva Federal Christopher Waller y Michelle Bowman se encuentran entre los funcionarios que se han opuesto públicamente a la estructura actual de las normas de Basilea III. Sus críticas se centran en los requisitos estandarizados de capital basados en el riesgo y en el marco de riesgo operativo, que podrían resultar excesivamente gravosos para los bancos. Los temores del sector sugieren que las normas, en su forma actual, podrían limitar la capacidad de las instituciones financieras para apoyar el crecimiento económico mediante la concesión de préstamos.
La normativa de Basilea III, que forma parte de un esfuerzo mundial para reforzar las normas de capital bancario tras la crisis financiera de 2007-2008, pretende mejorar la capacidad del sector bancario para absorber las perturbaciones derivadas de las tensiones financieras y económicas. Sin embargo, las preocupaciones planteadas por los bancos y los gobernadores de la Reserva Federal indican que el equilibrio entre resistencia y capacidad de préstamo es delicado.
Estos debates no se han limitado únicamente a las normas de Basilea III. Otras cuestiones regulatorias, como las comisiones por transacciones con tarjetas de débito y la política de endurecimiento cuantitativo de la Reserva Federal, también han sido temas de conversación entre los responsables del sector y de los bancos centrales.
Una vez concluido el periodo de comentarios públicos, la Reserva Federal y otros organismos reguladores se encargarán de examinar los comentarios y determinar si es necesario modificar el marco de Basilea III para responder a las preocupaciones del sector, manteniendo al mismo tiempo los objetivos de la normativa.
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