Madrid, 13 dic (.).- La importancia de los ciclos combinados a la hora de proporcionar respaldo y flexibilidad al sistema eléctrico continuará creciendo hasta 2030, si bien la actual potencia instalada podría no ser suficiente para cubrir los picos de demanda esperados a futuro, en un escenario de mayor penetración renovable.
Son las principales conclusiones del informe elaborado por PwC y presentado este miércoles por la Fundación Naturgy (BME:NTGY), un documento que insiste en la necesidad de remunerar a esta tecnología, que emplea gas para producir electricidad, no sólo por su contribución en términos de energía, sino también, precisamente, por esa capacidad de generar respaldo y flexibilidad.
El estudio presenta una visión histórica de los ciclos combinados, cuyo papel en la generación eléctrica en España ha aumentado a lo largo de los últimos años y continuará haciendo hasta 2030.
Mención especial dedica a 2022, cuando esta tecnología aumentó su contribución al 'mix' de generación eléctrica influenciada por la baja producción hidráulica debido a la sequía y por un aumento de las exportaciones internacionales fruto de las indisponibilidades de nucleares en Francia y las necesidades de Portugal.
No obstante, su relevancia no es tanto en términos de generación de energía, ya que su papel crucial radica en proporcionar respaldo y flexibilidad al sistema eléctrico, señala el texto.
En este sentido, recuerda que la propia propuesta de actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec), remitido por el Gobierno a Bruselas, reconoce a los ciclos como una tecnología indispensable, motivo por el que mantiene la potencia instalada actual de 24,5 gigavatios (GW) para 2030.
De acuerdo con el análisis de los ejercicios 2021 y 2022, los expertos de PwC estiman que de esos 24,5 GW instalados, sólo 17,7 GW son los niveles máximos que se generan en una hora.
De hecho, en días extremos, cuando los picos de demanda coinciden con una menor generación renovable, la potencia de los ciclos disponible no es capaz de superar el umbral de los 17,7 GW, lo que ha obligado al operador del sistema a reducir la capacidad de exportación o incluso importar.
Además, en ambos años se incrementaron los arranques y paradas para adaptarse a la variabilidad de las fuentes renovables, lo que, recalca el trabajo, demuestra la flexibilidad de funcionamiento de esta tecnología en el suministro eléctrico.
Una contribución en aumento
De cara al futuro, la contribución media de los ciclos combinados aumentaría como consecuencia, entre otros factores, de un repunte de la demanda eléctrica peninsular, la reducción progresiva de la generación nuclear y la desaparición de las centrales de carbón.
En concreto, la generación de esta tecnología en 2030 pasaría a ser prácticamente constante durante las horas no solares, mientras que su producción sería mínima durante las solares (las centrales del día) por el aumento de la fotovoltaica.
Su evolución hace que, de mantenerse la potencia instalada actual y prevista en el Pniec para comienzos de la próxima década, exista la posibilidad de que los ciclos no cubran los picos de demanda esperados.
Por otro lado, el informe de PwC incide en que, ahora mismo, el sistema eléctrico español sólo los retribuye por su contribución en términos de energía, a pesar de que las estimaciones a 2030 subrayan la importancia de remunerar también la capacidad de garantizar respaldo y flexibilidad.
En esta línea, valora positivamente que el Ministerio para la Transición Ecológica haya lanzado una consulta pública para el establecimiento de un mercado de capacidad.
En cualquier caso, los autores del documento ven imperativo contemplar, además, las inversiones necesarias para adaptar estos ciclos a un entorno de funcionamiento mucho más exigente.