La preocupación por el conflicto que afecta a los países vecinos hizo que el barril de petróleo Brent subiera cerca de un 4% durante el fin de semana, sin llegar a alcanzar los 89 dólares el lunes por la mañana.
El asalto sorpresa de Hamás a Israel el sábado fue la mayor escalada de violencia entre ambas partes en décadas.
Como es habitual cuando estalla una guerra, los mercados reaccionaron al instante.
Las relaciones internacionales desempeñan un papel importante, dado el apoyo de cada país al bando israelí o al palestino, mientras que algunos intentan navegar por un terreno más neutral.
Israel es un pequeño productor de petróleo, y aunque el cese de su producción afectaría al mercado, no lo perturbaría demasiado.
En cambio, la producción de petróleo de Irán sí lo haría. The Wall Street Journal informa de que las autoridades iraníes ayudaron a planear los atentados perpetrados por Hamás.
A principios de octubre, el líder supremo iraní, Alí Jamenei, advirtió contra la normalización de las relaciones con Israel, afirmando que cualquier país musulmán que lo hiciera estaba "apostando a caballo perdedor".
Se estaba preparando un acuerdo entre Israel y Arabia Saudí, con Estados Unidos supervisando las conversaciones.
La comunidad internacional podría decidir sancionar a Irán por su papel en la reciente escalada del conflicto, y sus consecuencias para la estabilidad de la región, con una nueva subida de los precios del petróleo.
Una posible propagación de la violencia a otros países también afectaría negativamente al mercado.
Los ojos del mundo empresarial se volverán esta semana hacia Oriente Próximo, mientras los interesados intentan deducir los escenarios a más largo plazo que se derivarán del conflicto.