Wayne Zammit vive en Malta. De niño tuvo un sueño. "Crecí amando los coches. Una de las cosas que siempre quise fue trabajar en algo que me gustara. Pero, desgraciadamente, debido a mi enfermedad cutánea, a mi eccema, debido al polvo, y a que todo lo que se hace es muy engorroso, y es muy fácil contraer infecciones, y cosas así... es algo a lo que tuve que renunciar, muy pronto", declara Wayne Zammit.
A Wayne le diagnosticaron un eccema grave cuando tenía 4 años. Los problemas no tardaron en acumularse.
"Cuando fui a hacer mi primer pasaporte, en aquel momento, era bastante joven. En la foto que tenía... mis labios estaban desfigurados. Así que, en cierto modo, yo era una especie de 'mini-joker'. Tenía muchas erupciones alrededor de los ojos, e incluso una grieta en el párpado. Mis orejas estaban muy hinchadas y rojas, y obviamente, no querían hacerme una foto que sirviera para identificarme... e incluso por respeto hacia mí... Esta es una enfermedad que afecta a la piel, que es nuestro órgano más grande. Ha habido días en los que no podía mover el cuello. Ha habido días en los que, al estar sentado en una silla y tener que levantarme, me daban ganas de llorar; días en los que mi ropa estaba pegada a mi piel, debido a las heridas abiertas", añade Zammit.
Ahora, un cóctel de medicamentos mantiene a raya la enfermedad. Pero, periódicamente, provocan efectos secundarios como náuseas e hipertensión. Cuando Wayne deja de tomarlos, la situación vuelve a recrudecerse. Sin embargo, el medicamento 'inyectable' que los médicos consideran más eficaz, no está disponible en Malta.
"Me gustaría saber por qué tengo que esperar tanto tiempo por algo que necesito tanto", sostiene Wayne Zammit.
Este medicamento, en concreto, ya ha sido aprobado por los organismos reguladores de Malta, y puede administrarse gratuitamente a los pacientes. Sin embargo, no se encuentra en ninguna farmacia del país, a diferencia de lo que ocurre en las de otros Estados miembros de la Unión Europea. Las consecuencias son nefastas para Wayne y otros pacientes con eccema grave, señala su dermatólogo.
"El hecho de que estos medicamentos no estén disponibles, significa que los pacientes tendrán que ser tratados con otros medicamentos, que son menos eficaces y que quizás tengan riesgos de efectos secundarios importantes, que podrían evitarse utilizando medicamentos mejores. Los pacientes no deberían ser discriminados, de nuevo, por la enfermedad que tienen la mala suerte de padecer", afirma Michael Boffa, especialista en dermatología del Hospital Mater Dei y presidente de la Sociedad Maltesa de Eccema.
La burocracia, el Brexit, la COVID-19, la crisis de los suministros mundiales y la guerra en Ucrania ayudan a explicar la situación. Pero... Malta tiene, además, un perpetuo problema estructural: su diminuto tamaño. Al ser el Estado miembro más pequeño de la Unión Europea, el país parece menos atractivo para los fabricantes de productos farmacéuticos.
Un almacén alberga todos los medicamentos utilizados por la Seguridad Social de Malta. Parece abarrotado. Sin embargo, Malta va a la zaga de otros Estados miembros, en lo que respecta a la plena disponibilidad pública de los medicamentos aprobados. El director general de la Unidad de Suministro de Medicamentos del país indica que las autoridades se han puesto manos a la obra, para encontrar soluciones.
"Si hay muchos pacientes, la industria registra un producto, y no tenemos ningún problema. Pero... cuando hay pocos pacientes, y Malta obviamente es un país pequeño, por lo que existen estos tratamientos que pocos pacientes necesitan... entonces entra en acción el Gobierno: ayudamos para hacer el registro, hacemos la traducción y la seriación", señala Karl Farrugia, director ejecutivo de la Unidad Central de Compras y Suministros (CPSU).
Para ayudar, aún más, a los países pequeños como Malta, la reforma de la legislación farmacéutica de la Comisión Europea, ha propuesto recompensar a los fabricantes que lancen un medicamento en todos los Estados miembros, en un plazo de dos años, desde su autorización. Según la Comisión Europea, esto, por sí solo, aumentaría el acceso en un 15 %.
La industria farmacéutica maltesa acoge con satisfacción otras propuestas, como la simplificación de los procedimientos de autorización, o la introducción de envases y prospectos multilingües.
"La industria farmacéutica, en el mejor de sus empeños, tiene que intentar que los productos sean un poco más asequibles, para los países más pequeños. Necesitamos ver que hay existencias, depósitos de medicamentos disponibles, para los países pequeños. El envase multilingüe podría contribuir a ello, ya que un almacén serviría para 6, 7 u 8 países, cuando fuera necesario", explica Mark Mallia, representante de la Industria Farmacéutica de Malta.
Wayne espera que todos los actores toquen pronto la 'tecla' adecuada, para ayudarle.
"Creo que lo conseguiremos. Sobre todo, si se hace lo necesario, y si la gente se ayuda mutuamente", concluye Wayne Zammit.