Investing.com - Casi nadie puede o quiere recordar lo que se vivía en los mercados financieros a principios de los años 80, cuando la Fed se sintió obligada a subir los tipos de interés hasta casi el 20% en su lucha contra la inflación. Y como esto es así, han pasado ya 40 años y los bancos centrales parecen tenerlo todo mejor bajo control, nadie puede imaginar que la economía vaya a enfrentarse a tipos de interés similares. Pero eso es exactamente lo que ocurrirá inevitablemente si el EZB y la Fed no consiguen frenar la inflación con las medidas actuales.
La cantidad de factores que influyen es lo que se convierte en un problema para los bancos centrales. Así, la Fed de Nueva York considera que la probabilidad de una recesión inminente es del 70,8%, cifra que no se veía desde 1982.
El analista macroeconómico de Bloomberg Intelligence, Mike McGlone, incluso se aventuró a pronosticar que nos enfrentamos a la "peor recesión de nuestra vida".
Wilds comparte esta opinión, pues la razón es obvia. En las últimas décadas, la Reserva Federal se ha apresurado a rescatar al mercado de valores cada vez que se avecinaba un ajuste correctivo. El supuesto crecimiento que sugiere la continua subida de los precios no existe realmente, porque se basa en la deuda y ésta es cualquier cosa menos sostenible.
Las cotizaciones del Nasdaq, el Dow Jones, el S&P 500 y el DAX muestran hasta qué punto está roto el sistema. Aunque el riesgo de una caída importante es mayor de lo que lo ha sido en décadas, cotizan a poca distancia de sus máximos históricos.
Todo el mundo confía en la capacidad del banco central, pero éste ya ha demostrado lo incompetente que es en esta situación. El aumento de la inflación en sí no fue un acontecimiento extraordinario en el contexto actual. Lo preocupante, sin embargo, es que inicialmente todos los bancos centrales asumieron que la subida de precios se calmaría sin medidas de política monetaria.
Un claro error de apreciación, como sabemos hoy.
Y aunque entonces se subieron rápidamente los tipos de interés, la inflación sigue estando muy por encima del objetivo del 2%. Wilds señala que, aunque la Fed y el BCE influyen en los mercados financieros, no puede decirse en absoluto que los controlen.
En vista de todo esto, haríamos bien en mostrarnos cautelosos ante los precios de los activos que se anuncian. No son más que una ilusión basada en esperanzas, estímulos, dinero barato, apalancamiento y exageraciones.
Wilds escribe que nada de esto señala una tendencia al alza perpetua. Más bien, si echamos un vistazo a la historia, vemos que se trata de ciclos que a menudo han terminado rápidamente y han cogido desprevenidos a los inversores minoristas.
Wilds no puede entender la argumentación de los economistas que deducen un descenso de la demanda de una disminución de la masa monetaria M2, que luego se supone que amortigua la inflación. Al fin y al cabo, el M2 no contiene dinero de fácil acceso, como los fondos del mercado monetario. Pero éstos son precisamente los que experimentaron un repunte con la subida de los tipos de interés y del rendimiento de los bonos.
Si resulta que la inflación no alcanza el objetivo con las medidas actuales, entonces las cosas se pondrán realmente feas, como explica Wilds.
La demanda se desplomará en el mercado de deuda pública porque, especialmente en el caso de los títulos a largo plazo, no habrá rendimiento que obtener ante una inflación tan elevada, un problema que sólo pueden resolver los bancos centrales comprando los bonos con dinero nuevo, recién impreso, lo que dispara la inflación y exige tipos de interés más elevados.
La AIE ya está advirtiendo de la subida de los precios de la energía a medida que aumente la demanda de GNL en China con la llegada del frío del invierno. Los precios de los alimentos subirán si hay pérdidas de cosechas como consecuencia de las inclemencias del tiempo. Además, las interrupciones del suministro son una amenaza constante a medida que empeora la situación geopolítica entre Estados Unidos y China. En consecuencia, Wilds concluye:
"Independientemente de lo que afirmen algunos expertos, el debate sobre la inflación, la estanflación o la deflación dista mucho de haber terminado. Conviene tener presente que este juego no ha terminado y que es imposible escapar de él. Décadas de crecimiento de baja calidad han producido un sistema económico que ya no es sostenible. También ha provocado desequilibrios que son una carga para la sociedad. Jubilarse con dinero ya no es garantía de una vida feliz, sana y sin preocupaciones.
La última fase del sistema de dinero fiduciario de todos los países siempre ha venido acompañada de una inflación elevada".