Por Balazs Koranyi
FRÁNCFORT, 5 dic (Reuters) - El Banco Central Europeo (BCE) debería reducir su hoja de balance y que los bancos pidan prestado cuando necesiten liquidez, dijo a Reuters Isabel Schnabel, miembro del consejo de administración del BCE, en unas declaraciones que avivan el debate sobre cómo deben operar los bancos centrales en un mundo de inflación reactivada.
Con la era de baja inflación y tipos de interés cero aparentemente superada, el BCE tiene que decidir cómo quiere suministrar liquidez a los bancos de la zona euro en los próximos años: prestándoles o comprándoles bonos.
Schnabel defendió por primera vez en marzo un sistema en el que los bancos elijan cuánto pedir prestado al BCE. Por otra parte, su colega Philip Lane ha defendido que el BCE debería suministrar a los bancos al menos parte de ese efectivo mediante la compra de bonos o préstamos a largo plazo.
Según Schnabel, su enfoque "basado en la demanda" encaja en la zona euro, cuyos 20 países tienen una economía muy diversa y sistemas bancarios distintos.
"Un sistema basado en la demanda es adecuado para una unión monetaria heterogénea que puede ser propensa a la fragmentación", dijo Schnabel, refiriéndose a su discurso de marzo. "Un sistema así también limita probablemente el tamaño del balance del banco central".
Concedió, sin embargo, que "podría tener sentido disponer de una mezcla de diferentes herramientas", sugiriendo que los responsables de política monetaria podrían estar buscando un acuerdo en este debate complejo pero crucial para el sistema financiero de la zona euro.
Schnabel argumentó que, en este caso, los préstamos a más largo plazo son mejores que las compras de activos porque llegan más profundamente al sector bancario, mientras que el efectivo procedente de las compras de bonos tiende a concentrarse en torno a un número limitado de entidades de mayor tamaño.
Es probable que los responsables de política monetaria de los países del norte de la eurozona, ricos en efectivo, respalden la opinión de Schnabel, mientras que los del sur del bloque, que dependen en mayor medida de las compras de bonos del BCE, se inclinen más por el bando de Lane.
Por el momento, sin embargo, el BCE estará recogiendo el efectivo que inyectó en el sistema bancario durante la última década en su intento de estimular la inflación y la actividad.
Según un documento de debate publicado por altos cargos de la dirección de Lane, el BCE debería reducir a más de la mitad su cartera de bonos hasta 1,5 billones de euros (1,63 billones de dólares) a mediados de 2026, antes de reanudar las compras para apuntalar el crédito bancario a la economía.
Los autores descubrieron que los bancos conceden más crédito cuando disponen de estas "reservas no prestadas" que cuando tienen que recurrir al banco central, y que poseer demasiados bonos sería preferible para el BCE a deshacerse de todos ellos.
Schnabel se mostró partidaria de dejar elegir a los bancos: "Esto significaría que el tamaño no lo determinaríamos nosotros, lo cual es bueno, porque no sabemos con precisión cuál es la demanda".
No obstante, estimó que el balance del BCE, actualmente de 7 billones de euros, seguiría siendo como mínimo "unas tres veces mayor que antes de la crisis financiera mundial", cuando apenas superaba el billón de euros, como consecuencia de los llamados factores autónomos. Entre ellos figuran la demanda de billetes y los depósitos públicos.
Pero el debate solo importa "en un futuro lejano", dijo Schnabel, porque el BCE tendría que reducir su balance en cualquier circunstancia y acabaría siendo "mucho más pequeño" que su tamaño actual.
En el fondo, los responsables de política monetaria discuten sobre las ventajas de los dos sistemas: uno en el que el BCE proporciona amplias reservas para mantener un "suelo" bajo el tipo del mercado monetario, como la Reserva Federal de Estados Unidos, y otro en el que presta a los bancos a un tipo "techo", como el Banco de Inglaterra.
Partidaria de esta última opción, Schnabel afirmó que cualquier nueva subasta de préstamos a largo plazo "tendría que ofrecerse a los tipos del mercado" y no a un tipo subvencionado como en la última década, cuando este tipo de préstamos ha sido un pilar de la financiación bancaria.
(1 dólar = 0,9195 euros)
(Información de Francesco Canepa; editado por Catherine Evans; editado en español por Javi West Larrañaga)