Las nuevas exigencias de los acreedores llevan a Thomas Cook (LON:TCG) a bordo del colapso.
Los acreedores de la agencia de viajes británica exigen otros 200 millones de libras para asegurar el futuro de la empresa. Sus acciones han vuelto a nuevos mínimos históricos este viernes en la bolsa de Londres.
La compañía, con 178 años de historia, tenía previsto sellar esta semana un paquete de rescate con su mayor accionista, el conglomerado chino Fosun, estimado en 900 millones de libras (1.023 millones de euros), pero se ha tenido que retrasar por la exigencia de los bancos de contar con nuevas reservas de cara al invierno.
De momento, y para evitar que se le echen encima los acreedores estadounidenses, ya ha solicitado la protección de bancarrotas en ese país.
Si no hay contratiempos, en una semana podría alcanzar un acuerdo para la reestructuración de su deusa que permitirá al inversor chino Fosun Tourism Group liderar un plan de rescate de la empresa.
De lo contrario la compañía puede ese mismo día quedar en suspensión de pagos.
Un eventual colapso podría afectar a 150.000 turistas británicos y forzar a la Autoridad de Aviación Civil a repatriarlos a un coste valorado en 600 millones de libras (682 millones de euros).
La compañía emplea a unas 22.000 personas, 9.000 de ellas en el Reino Unido y brinda servicio a 19 millones de personas al año en 16 países.