Por Andrew MacAskill
LONDRES, 19 oct (Reuters) - La insistencia de la primera ministra británica, Liz Truss, en que no dimitirá tras provocar una crisis financiera fue recibida con risas, incredulidad y gritos de "dimisión, dimisión", mientras hablaba en la Cámara de los Comunes el miércoles.
Truss, que lucha por su supervivencia política, tuvo que hacer a menudo una pausa para ser escuchada, ya que su insistencia en que había sido "muy clara" y en que el partido de la oposición tenía que comprender la "realidad económica" fue recibida con abucheos y peticiones para que se vaya.
"Soy una luchadora y no me rindo", dijo en una sesión de "preguntas al primer ministro" -una cita semanal del calendario político británico- pocos días después de que se vio obligada a revertir su política económica.
En una alborotada Cámara de los Comunes, el líder de la oposición, Keir Starmer, dijo que se estaba escribiendo un libro sobre la etapa de Truss en el poder y que se publicaría "para Navidad".
Los políticos conservadores permanecieron casi en silencio durante la mayor parte de los intercambios. Algunos miraban al frente, inmóviles, y otros al suelo.
Truss repitió sus disculpas al pueblo británico, pero acusó a los laboristas de no entender la "realidad económica", lo que fue recibido con carcajadas desde los bancos de la oposición.
"He sido muy clara al decir que lo siento y que he cometido errores", dijo.
Truss se ha visto obligada a dar un humillante giro de 180 grados, dando marcha atrás en la mayoría de las políticas que aseguraron su ascenso a Downing Street hace poco más de seis semanas.
Un "mini presupuesto" del mes pasado propuso amplios recortes fiscales sin financiación, lo que provocó una intervención del Banco de Inglaterra y una reprimenda del Fondo Monetario Internacional, mientras los costos de los préstamos se disparaban, la libra caía y las tasas de interés de las hipotecas se disparaban.
La semana pasada, se burló del Partido Laborista de la oposición diciendo que su programa de subsidios energéticos de dos años ayudaría a las familias durante este invierno y el próximo. Su nuevo ministro de Economía, Jeremy Hunt, ya ha dicho que el beneficio sólo durará seis meses.
Starmer dijo que el plan económico de Truss se había basado en una "economía de fantasía" y había terminado en un desastre. Enumeró una lista de políticas económicas abandonadas, y tras cada una sus legisladores gritaron "fuera".
El líder laborista señaló que Truss había insistido la semana pasada en que no habría recortes del gasto público. El lunes, Hunt dijo que tenía que tomar decisiones de "dificultad extrema" para tapar el agujero negro de las finanzas públicas.
"¿Qué sentido tiene un primer ministro cuyas promesas no duran ni una semana?", dijo Starmer.
(Reporte de Andrew MacAskill; Editado en español por Javier López de Lérida)