Roma, 14 oct (EFE).- El número de personas que pasan hambre en el
mundo se incrementará un nueve por ciento en 2009, llegando a los
1.020 millones, el peor dato desde 1970, según un informe publicado
hoy por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación (FAO)
El estudio, "El estado de la seguridad alimentaria, 2009",
elaborado por la FAO junto al Programa Mundial de los Alimentos
(PMA), presentado en Roma -donde desde hoy se celebra el Comité de
Seguridad Alimentaria de ese organismo- subraya además que existe
una necesidad "urgente" de reformar del sistema alimentario mundial.
Asimismo, el documento apuntó que se ha experimentado un
incremento sostenido de las personas que sufren hambre en la última
década y que éstas, en su mayoría, viven en los países en
desarrollo.
El estudio precisó que en la década de los años 80 y a principios
de la de los 90 se alcanzaron procesos para reducir el hambre
crónica debido, en gran parte, al aumento de las inversiones en
agricultura tras la crisis mundial de los años 70.
No obstante, esta tendencia se invirtió y "el número de
hambrientos se disparó" entre 1995 y 1997, así como entre 2004 y
2006, en coincidencia con un descenso sustancial de la ayuda al
desarrollo dedicada a la agricultura.
El Director General de la FAO, Jacques Diouf, recordó cómo "los
líderes mundiales reaccionaron con contundencia a la crisis
económica y financiera y lograron movilizar miles de millones de
dólares en un plazo de tiempo muy corto" y les instó a repetir la
"misma acción enérgica para combatir el hambre y la pobreza".
"El aumento del número de víctimas es intolerable -añadió-
Tenemos los medios técnicos y económicos para hacer desaparecer el
hambre, lo que falta es una mayor voluntad política para erradicarla
para siempre".
Según la FAO, existen tres factores fundamentales que han
coincidido para hacer que la actual crisis sea "especialmente
devastadora" para las familias pobres en los países en desarrollo.
El primero, es el hecho de que se trata de una crisis que afecta
a gran parte del mundo de manera simultánea, por lo que se reducen
la posibilidad de recurrir a mecanismos tradicionales de defensa
como la devaluación de la moneda o la solicitud de créditos.
En segundo lugar, la crisis económica estuvo precedida por una
crisis alimentaria que ya había debilitado las estrategias de
supervivencia de los pobres.
Mientras, en tercer lugar se puede considerar la mayor
integración de los países en desarrollo en la economía mundial,
siendo así más vulnerables a las fluctuaciones de los mercados
internacionales. EFE