Martín Herrera
Madrid, 15 ago (EFE).- El inesperado retorno al crecimiento de
Alemania y Francia en el segundo semestre, aún insuficiente para
apartar a la Unión Europea de la recesión, ha hecho que cundiera el
optimismo sobre que la economía global está saliendo de la fosa,
aunque malos datos, también imprevistos, de Estados Unidos conocidos
luego hicieron de revulsivo.
Para contener el optimismo que había a mediados de semana la
canciller alemana, Angela Merkel, advirtió de que la crisis no ha
acabado y que ese 0,3% de crecimiento entre abril y junio que tuvo
su país es solo "una muy pequeña plantita de esperanza" y recordó
que la contracción del Productor Interior Bruto (PIB) germano puede
pasar del 6% a finales de este año.
El PIB de la Unión Europea bajó en los últimos doce meses el
4,6%, menos del 5,1% esperado. En el segundo trimestre del año el
decrecimiento fue de sólo una décima porcentual en la zona del euro.
En España, aún lejos de la recuperación, el decrecimiento
económico fue del 1% de abril a junio y del 4,1% en doce meses,
mientras que Portugal va tras la senda de Francia y Alemania lo que
ha hecho que el primer ministro, José Sócrates, proclamara "el
principio del fin de la crisis".
En Francia, que como Alemania puso fin a cuatro trimestres
consecutivos con caídas del PIB, una encuesta revelaba el fin de
semana que la mitad de la población cree que la recuperación se
demorará hasta el 2011 y la cuarta parte que llegará aún más tarde,
mientras el Gobierno de Nicolas Sarkozy considera que su país saldrá
definitivamente de la crisis a mediados del 2010.
De todas formas, El Banco Central Europeo (BCE) observó que la
recesión global ha tocado fondo y que para el año que viene en la
zona del euro se espera una recuperación gradual.
Los precios al consumidor continuaron cayendo en julio un 0,7% en
Europa con lo que la inflación alcanzó un nuevo mínimo histórico. De
los 27 países de la Unión Europea, 14, incluida Alemania y Francia,
vieron bajar los precios, sobre todo por el abaratamiento de la
energía.
La vuelta al crecimiento de Alemania y Francia causó el jueves
sorpresa y euforia, aumentadas por las señales de estabilización
económica dadas por la Reserva Federal estadounidense el miércoles.
Sin embargo, la información de EEUU sobre una nueva y sorpresiva
caída de la confianza de los consumidores, la bajada, asimismo
inesperada, de las ventas minoristas, una tasa de inflación
interanual del -2,1% en julio, la mayor caída desde 1950, y los
aumentos de los pedidos de subsidios de desempleo y la morosidad
mermaron el optimismo.
Los mercados acabaron a la baja, como el 2,7% que se dejó
Francfort y las pérdidas del 1,3% en el índice Euro Stoxx 50 que
mide al medio centenar de empresas punteras de la zona del euro.
Tras cuatro semanas con ganancias, Wall Street se dejó en ésta medio
punto porcentual, igual que avanzó São Paulo.
Del lado asiático predominó el optimismo en una recuperación
económica mundial al sumar la cuarta semana de subidas, con Tokio en
máximos de diez meses y Seúl en su mejor nivel desde hace un año. El
índice general MSCI Asia Pacífico ha subido un 62% desde que en
marzo marcó su peor resultado en los últimos cinco años.
Mientras, en Washington el Gobierno anunciaba que tiene muy
encarrilados los planes para la nueva reglamentación del sistema
financiero y advertía, por boca el secretario del tesoro, Timothy
Geithner, de que no se permitirá al mercado retornar a "viejos
hábitos, como el tomar riesgos excesivos".
Geithner rechazó las críticas de que, a medida que las entidades
financieras vuelven a tener ganancias, Wall Street retorna a las
prácticas habituales de lucro y bonificaciones. "No creo que el
sistema financiero esté volviendo a las prácticas del pasado, y no
permitiremos que eso ocurra", afirmó. EFE