Mónica Martínez R.
Lima, 23 ago (EFE).- La economía de Perú pasa por uno de sus mejores momentos en décadas, con un crecimiento sostenido, un alto consumo privado y ahorro, y todo indica que está en condiciones de afrontar la crisis internacional y el aumento del precio de los alimentos.
Las cifras de Perú demuestran el éxito de las políticas macroeconómicas aplicadas en las últimas décadas que sitúan el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en 6 % para este y el próximo año y una inflación anual menor al 3 %.
Las exportaciones superaron los 40.000 millones de dólares en 2011, las reservas internacionales netas crecieron más de 50.000 millones de dólares este año y el riesgo país de Perú ha caído a 134 puntos, menos de la mitad del promedio de América Latina.
El ministro de Economía, Luis Castilla, anunció esta semana que los ingresos fiscales del 2013 serán de 4.200 millones de dólares, de los cuales 2.600 millones serán destinados a gastos de inversión.
Además, Castilla dijo que tiene recursos para aumentar los sueldos a maestros, policías y militares, y financiar proyectos sociales con el fin de aliviar el permanente clima de conflictividad en el país.
Sin embargo, la pregunta inevitable ante estos avances es si serán suficientes para que la nación de 30 millones de habitantes afronte la desaceleración que sufrirán las economías de China y Estados Unidos, a la par de la crisis financiera de Europa y el anunciado incremento de precios internacionales de los alimentos.
En opinión del economista Enrique Vásquez, el crecimiento de Perú va a seguir porque es producto de las inversiones privadas de los últimos años y su impacto en el consumo, además de una boyante actividad en construcción.
Pero, "el gobierno va a tener que ser bastante inteligente en cómo aliviar los efectos de la desaceleración mundial y de la aceleración de precios", opinó Vásquez en una entrevista con Efe.
Con una caída de la economía china de 7,5 % aproximadamente, los precios de las materias primas caerán, lo cual repercutirá en las exportaciones de minerales, textiles y productos agrícolas.
Además, se prevé un alza de los precios internacionales de los alimentos por un mayor uso de las tierras agrícolas para la producción de biocombustibles.
"Todo eso confluye a que el panorama internacional movido afecte a los más pobres, que destinan más del 70% de sus ingresos a la alimentación", indicó el director de Desarrollo de la Universidad del Pacífico.
En opinión de Vásquez, los conflictos sociales que afronta el gobierno responden a que existen al menos 3,6 millones de pobres que no son considerados por el Estado como tales, pero que no tienen servicios básicos ni beneficios laborales.
Según Vásquez, el ministerio de Economía tiene que ser "más categórico en incentivar cuatro sectores: la agroindustria para la exportación, la industria forestal, la construcción y la manufactura textil", que generan más trabajo a personas menos calificadas.
Por su parte, la economista e investigadora Claudia Cooper dijo a Efe que "los ingresos de Perú son sumamente dependientes de los precios de las materias primas", pero el día en que los precios caigan, el Tesoro Público ya ahorró para afrontar esa situación.
"Perú se está posicionando muy bien para poder enfrentar la posibilidad de una caída y no se va a ver forzado a generar un 'default' (una suspensión del pago de deuda como ocurrió en 1985)", opinó Cooper.
La investigadora se mostró convencida de que "hay un componente en el crecimiento de Perú que no tiene nada que ver con la minería" y que responde a la actividad de construcción, comercio, servicios para empresas y telecomunicaciones.
Sin embargo, Cooper llamó la atención sobre la falta de capacidad política del gobierno para convencer a la población sobre sus planes nacionales.
Uno de los proyectos mineros más ambiciosos en Perú, que planeaba extraer oro en la región Cajamarca con una inversión de 4.800 millones de dólares, quedó postergado ante la presión social. EFE