Viviana García
Londres, 1 ene (EFE).- El Reino Unido cumple hoy 40 años de su ingreso en la entonces Comunidad Económica Europea (CEE), en momentos en que aumenta el euroescepticismo entre los británicos, que desde 1973 han mantenido una relación ambivalente y tormentosa con Europa.
Esta relación vuelve a ser difícil con el actual jefe de Gobierno, el conservador David Cameron, que busca renegociar la relación con Europa en plena crisis económica.
El debate sobre lo bueno y lo malo de estar en la Unión Europea (UE) ha estado siempre presente entre los políticos de distintas extracciones políticas, pero han sido los conservadores los que se han alzado como abanderados del euroescepticismo, si bien fueron ellos los que metieron al Reino Unido en la CEE en 1973.
El entonces primer ministro conservador Edward Heath estaba en el poder cuando Londres consiguió entrar en la CEE después de dos intentos fallidos, en 1963 y 1967, por el veto de Francia debido a las dudas del presidente Charles de Gaulle sobre el compromiso británico hacia el bloque europeo, según los comentaristas.
Desde aquel eufórico ingreso, visto como símbolo de progreso económico, el vínculo con Europa tuvo momentos delicados, sobre todo bajo el mandato de la exprimera ministra Margaret Thatcher.
Con determinación e intransigencia, Thatcher se plantó ante sus socios europeos para renegociar en 1984 el reembolso anual que recibe su país, como parte de su contribución a las finanzas europeas y destinado a compensar su menor uso de las ayudas agrícolas, de las que se benefician países como Francia.
El actual primer ministro ha anticipado que en las próximas semanas pronunciará un discurso sobre la UE, en el que propondrá repatriar competencias a Londres desde Bruselas, así como un referéndum sobre la pertenencia a la Unión, aunque la consulta sería después de los próximos comicios generales, previstos para 2015.
Las ideas del político "tory", destinadas a contentar a la poderosa ala euroescéptica de su formación, salen a la luz cuando las últimas encuestas muestran un incremento del recelo de los ciudadanos hacia Europa debido a la crisis económica.
El Reino Unido salió recientemente de la recesión en la que estaba sumido tras haber acumulado desde finales de 2011 tres trimestres consecutivos de contracción económica, principalmente por la caída de sus importantes exportaciones a Europa.
Los comentaristas esperan muy atentos lo que propondrá Cameron ya que sus socios del Gobierno, los liberaldemócratas del viceprimer ministro, Nick Clegg, son europeístas y advierten del peligro de aislarse de la UE, algo que causaría dificultades en la coalición.
Pero Cameron se enfrenta a las grandes empresas británicas, que ven beneficiosa la relación con Europa, teniendo en cuenta que el 40 por ciento de las exportaciones van al continente.
La Confederación de la Industria Británica (CBI, siglas en inglés) ha destacado que el Reino Unido necesita estar en Europa para apoyar el libre comercio que necesitan las empresas.
El director general de la CBI, John Cridland, dijo estos días a los medios británicos que la presencia del Reino Unido en la UE en los últimos 40 años ha ayudado a "crear uno de los mayores éxitos de la Unión Europea: el mercado único".
Incluso el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, advirtió días pasados que renegociar la relación de Londres con la UE podría romper el bloque y perjudicar el mercado único.
"Si cada miembro pudiera escoger solo esas partes de las políticas europeas que más le gustan y abstenerse de las que le gustan menos, la unión en general, y el mercado único en particular, pronto se desmantelarían", dijo Van Rompuy al diario "The Guardian".
En este mismo sentido se refirió la vicepresidenta de la Comisión Europea (CE), Viviane Reding, que consideró una "locura" la idea de Cameron de repatriar algunas competencias.
"Tienes que decidirte, o perteneces a ella o no. No se puede elegir", afirmó Reding al diario "The Daily Telegraph".
Ante la determinación de Cameron de evaluar la relación con la UE, el expresidente de la CE Jacques Delors llegó a recomendar optar por alguna "fórmula especial" para que el Reino Unido siga dentro de la Unión sin tener que aceptar un mayor grado de integración. EFE