Pedro Vega
Madrid, 19 Sep (EFE).- Pronósticos como el de JP Morgan que
auguran un crecimiento de la economía estadounidense del 3% en el
cuarto trimestre, junto a las estadísticas difundidas esta semana
sobre la salud de la primera economía mundial, han dado alas a los
principales mercados bursátiles, que rondan o superan máximos
anuales.
El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, vaticinaba
como "muy probable" que la recesión en EE.UU. haya concluido, aunque
se mostró prudente a la hora de evaluar un repunte del empleo.
Algunas estadísticas también van en esa dirección, las ventas
minoristas, la edificación de viviendas nuevas y la evolución de los
precios que fueron mejor de lo previsto por los analistas.
El Índice de Precios al Consumo cayó hasta el -1,5 por ciento
interanual, pero el dato, considerado positivo por los analistas, es
el repunte de los precios en agosto en un 0,4 por ciento, que
también celebraron el repunte del 2,7 por ciento en las ventas a
minoristas, indicador muy ponderado allí.
La lupa del mercado también ha puesto en positivo el dato de la
edificación de viviendas nuevas, que aumentó un 1,5 por ciento en
agosto, el mayor incremento desde el pasado mes de noviembre.
No obstante, el mercado de divisas sigue castigando al dólar
frente al yen, y ello, junto con las incertidumbres de fondo que
persisten sobre la evolución de la economía, han disparado el precio
del oro que se encuentra en máximos desde el estallido de la crisis,
y ha superado con creces los 1.000 dólares por onza.
También el euro recorre su particular carrera alcista y se ha
cambiado por encima de 1,47 dólares, máximo desde hace un año.
A este lado del Atlántico, los precios siguen moderando su
descenso en la Unión Europea y en la Eurozona, y aunque la fortaleza
del euro lastra las exportaciones (cayeron un 22 en julio), las
principales economías de la zona, Alemania y Francia, ofrecen
síntomas de estabilización y ligera recuperación.
En España, el optimista discurso que sostiene que lo peor de la
crisis ya ha pasado ha encontrado esta semana respuesta en las
nuevas previsiones de la OCDE y de la Comisión Europea que dibujan
una contracción de la economía y un aumento del desempleo mayor de
lo previsto.
El pasado lunes, la Comisión Europea revisaba a peor la previsión
de contracción de la economía española para 2009, desde el -3,2 por
ciento del pasado mayo al -3,7 por ciento. Todo un varapalo para la
tan traída y llevaba teoría de los "brotes verdes".
Sólo dos días después, en su informe sobre "Perspectivas de
Empleo", la OCDE pronosticaba para España un aumento del desempleo
desde el 18,1 por ciento de la última Encuesta de Población Activa
hasta el 19,8 por ciento a finales de 2010, el doble de la media de
los países miembros de esta organización.
Y otra réplica a la teoría de los brotes, la agencia de
calificación de riesgos Standard & Poor's considera que en 2010
España seguirá en recesión, con una caída del Producto Interior
Bruto (PIB) del 0,6%.
Considera esta firma que España tiene dos problemas estructurales
añadidos que alargarán el proceso de recuperación, el elevado nivel
de paro y el exceso de endeudamiento privado, y sobre este último
estima que la morosidad podría alcanzar hasta el 11 por ciento de
los créditos.
Aunque se ha frenado el ritmo de deterioro, las estadísticas
conocidas esta semana no alientan precisamente al optimismo. La
industria española facturó en julio un 25 por ciento menos que en el
mismo mes de 2008, mientras que la entrada de pedidos cayó un 26 por
ciento.EFE