Estefanía Narrillos
Gotemburgo (Suecia), 2 oct (EFE).- Los Veintisiete están
discutiendo la introducción en la UE de una nueva tasa para gravar
las emisiones de CO2 de los sectores no incluidos en el comercio de
emisiones, cuyos ingresos podrían contribuir a financiar la lucha
internacional contra el cambio climático.
Los ministros de Finanzas de la Unión (Ecofin) tuvieron hoy una
primera discusión sobre la propuesta y, tal como destacó el
comisario europeo de Fiscalidad, Laszlo Kovacs en rueda de prensa al
término del encuentro, la acogida general fue "positiva".
Como en todas las decisiones sobre fiscalidad, la implantación de
un nuevo gravamen en la UE exige la unanimidad de los Estados
miembros, por lo que bastaría el rechazo de un solo país para hacer
fracasar la iniciativa.
Kovacs recordó que el comercio de emisiones contaminantes sólo
cubre alrededor del 45 por ciento de las emisiones de CO2 y excluye
a sectores tan importantes como la vivienda y el transporte.
Por parte española, la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, se
mostró abierta a la discusión, pero dejó claro que este tipo de
medidas conviene adoptarlas al nivel europeo, para no distorsionar
el funcionamiento del mercado interior.
En nombre de la presidencia de la UE, el ministro sueco de
Finanzas, Anders Borg, cuyo país ya aplica un tributo de estas
características, apuntó que es "una buena manera de conseguir
ingresos", menos impopular, además, que otras medidas tributarias.
Borg insistió en que se trata de un modelo muy eficaz para la
reducción de emisiones, pero descartó que los Veintisiete sean
capaces de alcanzar un acuerdo sobre la cuestión antes de la cumbre
sobre clima que la ONU celebrará en diciembre en Copenhague.
De cara a esa cita, los Veintisiete reclamaron hoy a Estados
Unidos más apoyo para tratar de convencer a otros grandes países
-como China e India- de la necesidad de comprometerse con el combate
contra el calentamiento global.
El ministro sueco subrayó que la UE está decidida a seguir
liderando el proceso, aunque, recalcó, "no puede hacerlo sola".
También se mostró satisfecho por la gradual "convergencia" de los
Veintisiete hacia un acuerdo sobre la ayuda financiera que hay que
ofrecer a los países en desarrollo para que se impliquen también en
la lucha contra el cambio climático.
La Comisión calcula que la UE debe facilitar entre 3.000 y 15.000
millones de euros anuales a partir de 2020 a las economías menos
desarrolladas para que reduzcan sus emisiones, pero la discusión
sobre cómo repartir esa carga es muy enconada.
Polonia, uno de los socios más reacios a aportar fondos, volvió
hoy a rechazar que los países más pobres de la UE contribuyan a que
Europa "ayude a los pobres del resto del mundo", en palabras de su
ministro de Finanzas, Jacek Rostowski.
Otros países de Europa del Este, algunos de ellos muy golpeados
por la crisis económica y financiera, hicieron constar también hoy
sus reservas.
Bruselas ha propuesto que la contribución de cada país a la ayuda
que finalmente comprometa la UE -que dependerá del resultado de la
cumbre de Copenhague, aclaró el comisario europeo de Asuntos
Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia- se vincule a la capacidad
de pago y a su volumen de emisiones.
El objetivo de la presidencia sueca de la Unión, que insistió hoy
en que las posiciones de los Veintisiete "se están acercando", es
que los líderes de la UE cierren un acuerdo en la cumbre que los
reunirá a finales de octubre en Bruselas.
En la sesión de hoy, los ministros también hablaron sobre la
necesidad de adoptar medidas para atajar el paro estructural, un
problema que si no se resuelve, advirtieron, hará difícil que la UE
supere con éxito los retos que plantea el envejecimiento de la
población.
"Sin un mercado laboral más eficiente, Europa no podrá alcanzar
el crecimiento que necesita", señaló Almunia, que abogó por impulsar
la educación, la formación continua y los incentivos para la
búsqueda de empleo.
En España, con la tasa de paro más alta de la UE, el Gobierno
cree que una de las claves es el desarrollo de sectores como las
energías renovables, el transporte, el turismo y el agroalimentario.
EFE